lunes, 28 de junio de 2021

PLAY OFF DE ASCENSO

Justo hace diez años, al fin de la temporada 2010-2011, la división de plata del fútbol español optó por el cambio y adoptó el actual sistema de play offs para el ascenso a Primera División, que desde su implantación, marca los desenlaces más emocionantes de la categoría en el mes de Junio.

El formato en cuestión enfrenta, una vez finalizada la Liga regular, al tercer clasificado contra el sexto, y al cuarto contra el quinto, a doble partido y con el factor campo a favor para los mejor clasificados, premio a la regularidad manifestada a lo largo del campeonato. Nótese que esta es una norma válida tanto para las semifinales como para la final del play off.

Por lo que respecta a las decisiones sobre las prórrogas y tandas de penaltis, en el actual formato puede darse la circunstancia de haberse de jugar un tiempo extra, si bien no se contempla la opción de las penas máximas. En este sentido, en el supuesto de empate exacto al fin de una eliminatoria, el equipo que pasaría de ronda y/o subiría de categoría sería el mejor clasificado en la fase regular del formato liguero. Un premio a la regularidad del largo plazo en medio de la inmediatez de los devenires eliminatorios.

Así, al revisar lo acontecido desde 2011, destaca, por un lado, el caso del Real Valladolid, único club que ha sido capaz de ganar por dos veces los play offs de ascenso a Primera. El equipo vallisoletano lo consiguió tanto en 2012, superando al Alcorcón, como en 2018, imponiéndose al Numancia.

Junto con los éxitos logrados, el Real Valladolid también se clasificó para los play offs en las ediciones de 2011 y 2015, aunque quedaría eliminado a las primeras de cambio.

Por otro lado, en relación a las vicisitudes vividas con el formato eliminatorio, sobresalen las desgracias del Girona FC. El equipo catalán es el que más presencias totales obtiene en el formato eliminatorio de ascenso, lo que implica una gran nivel de regularidad mantenido en el tiempo, con un total de cinco, habiendo disputado un total de cuatro finales ( 2013 frente el Almería, 2016 contra Osasuna, 2020 contra el Elche y, hace apenas un par de semanas, contra el Rayo Vallecano ) y una semifinal en 2015 frente al Real Zaragoza.

En un segundo nivel de registros, hay que hacer mención a las situaciones vividas por el Real Zaragoza, histórica institución que no consigue salir del atolladero de la Segunda División. Junto con el Almería, ambos clubes han alcanzado un total de 3 presencias en los play offs, a pesar de que en el caso del club aragonés, con el sinsabor de no haber conseguido ningún ascenso, perdiendo la final de 2015 contra Las Palmas.

Para el conjunto almeriense, por el contrario, la gloria les sonrió en 2013, cuando vencieron al Girona FC en la final y consiguieron el anhelado ascenso de categoría.

Desde 2011, los clubes campeones de las eliminatorias de ascenso han sido los siguientes:

2011: Granada, 2012: Real Valladolid, 2013: Almería, 2014: Córdoba, 2015: Las Palmas, 2016: CA Osasuna, 2017: Getafe, 2018: Real Valladolid, 2019: Real Mallorca, 2020: Elche y 2021: Rayo Vallecano.

viernes, 25 de junio de 2021

PIRÓMANAS

El diario Sport publicó el día 17 de junio el descontento de la plantilla del FC Barcelona femenino contra su entrenador, Lluís Cortés. Parece ser que en el club ya llevaban meses siendo conocedores de las quejas de las jugadoras, aunque el nivel de los lamentos creció pocos días después de ganar la Champions, siendo ahora cuando ha trascendido.

De entrada, me parece sorprendente que unas jugadoras que llevan años solicitando ser consideradas profesionales, en ocasiones con la osadía de compararse con los jugadores del primer equipo, se muestren descontentas por los métodos exigentes, la intensidad y el desgaste psicológico sufrido durante esta temporada que ya termina.

También me resulta extraño que una vez publicada la información, los medios de comunicación hayan quitado el foco sobre la misma, en una especie de armisticio pactado hasta que el club encuentre una solución interna.

Al leer la noticia es inevitable pensar que una decisión sin fisuras de todo el grupo ofrece algunas incógnitas, sobrevolando siempre la posibilidad de que haya algo oculto en el trasfondo de la misma. Si así fuese, las integrantes del FC Barcelona habrían cometido un error mayúsculo al no exponer claramente el motivo real de su posicionamiento, pues no hay nada peor que los eufemismos ante determinadas conductas.

Esperemos que no sea el caso y que todo obedezca a un desajuste entre las exigencias que se requieren para estar en la élite y el carácter poco endurecido de unas jugadoras que, en poco tiempo, han pasado de jugar a algo parecido al fútbol de competición a desenvolverse con buen nivel, además de haber conseguido todos los títulos posibles.

Hay dos alternativas muy claras: o juegan al fútbol para divertirse y de paso cobrar algo de dinero, o compiten con un nivel de exigencia profesional muy alto con lo bueno y lo malo que eso conlleva. Lo que no puede ser es que ambas opciones se conjuguen a la vez.

Puedo aceptar que siempre es más agradable trabajar en un ambiente disciplinado y amistoso, que en una atmósfera que resulte ingrata según la manera de actuar por parte de los integrantes del staff técnico. En este último supuesto, si los resultados deportivos son positivos, toca asumir la realidad por áspera que esta sea. En el supuesto de que en el grupo haya personas que por su sensibilidad no puedan aceptar esta circunstancia, deben dirigirse a los directivos de la sección para buscar una solución particular, en modo de baja o traspaso.

En definitiva, que el grupo de jugadoras en su totalidad soliciten el cambio de entrenador después del éxito indiscutible de su gestión deportiva, resulta inaceptable. Lo idóneo sería que el club tomase la decisión de prescindir de algunas jugadoras para mostrar con claridad los límites que no se pueden traspasar. De lo contrario, si se busca un acomodo para que parezca que nada ha ocurrido, se estarán consolidando los cimientos del proyecto entre arenas movedizas.

 

viernes, 18 de junio de 2021

JOAN COGIÓ SU FUSIL

Después de ver ganar al FC Barcelona su décima Champions League de balonmano, arrollando en la final al Aalborg, se entiende menos la decisión del presidente del Barça, Joan Laporta, de desmantelar un equipo ganador, con el agravante de haberlo anticipado unas semanas antes de jugarse la Final Four, en Colonia.

A nivel deportivo resulta incomprensible esta decisión, máxime cuando los jugadores de balonmano del Barça, son el ejemplo perfecto de lo que debe ser una plantilla unida, con un método de trabajo exigente, sin distracciones, habiendo ganado todos los partidos jugados en la temporada, sesenta y una victorias, de las que veinte lo han sido contra rivales europeos. Presupongo que la mano alargada de Enric Masip, íntimo de Laporta en fiestas y celebraciones varias, desde hace unas semanas nombrado adjunto a la presidencia del Barça, ha tenido mucho que ver en esta decisión del todo injustificable.

Si bien la herencia moral y económica dejada por Bartomeu podría ser merecedora de cárcel, las secciones del club siguen navegando a buen ritmo, a pesar de que el trasatlántico tiene tanta corrosión que puede hundirse en cualquier momento. Al decir eso estoy identificando los graves peligros que se derivan de la mala gestión económica de Bartomeu, así como del agujero que han ocasionado las medidas anti-Covid, que pueden convertir al Barça en algo parecido a una sociedad anónima, sean cuales sean los sucedáneos que se utilicen para dar una buena apariencia legal a los hechos ante la masa social. Que este delicado momento sea gestionado por Laporta pone los pelos de punta.

Joan Laporta es impetuoso e impulsivo y juega fuerte sus cartas. También es valiente y listo, pero tiene más gónadas que cerebro, con unos escrúpulos y principios muy adaptables, al estilo Groucho Marx: estos son mis principios pero si no le gustan, tengo otros. Es un hombre que se expresa bien, que maneja de manera competente el ámbito de las emociones, buen amigo de sus amigos, pero desde hace años ha equivocado el rumbo, perdido por estaciones abandonadas, por lugares sombríos, y con un ramillete de compañías poco recomendables.

La toma de decisiones antes y después de ganar la presidencia han sido muy erráticas: vincularse a Víctor Valdés, un hombre que no sabe adaptarse a ningún grupo; la modificación del Código Ético del club para acto seguido entregar a su hermana un nuevo cargo para que vele por el cumplimiento de las normas de inclusión y diversidad cultural; la imposición de Juan Carlos Navarro como nuevo mánager de la sección de baloncesto, un vividor y causa principal en su última etapa de jugador de la sequía de títulos del Barça en los últimos años al cobrar a precio de crack, limitando la base salarial para fichar a buenos jugadores, cuando ya no era más que un jugador sin recursos;  la estrafalaria gestión de la continuidad de Koeman, que podría pasar a los anales de la inutilidad más manifiesta, sin que nadie haya sido capaz de realizar una lectura correcta de los hechos acaecidos, etc.

Respecto de eso, para que todo quede bien claro, afirmo que a Koeman se le impuso un correctivo por la manera en que tanto él como los jugadores afrontaron los últimos partidos de Liga, sabedores de que no la podían ganar por razones extradeportivas, pero sin aparentar que la querían ganar. Leer y escuchar a los especialistas deportivos, siempre tan bien informados decir una y otra vez que Koeman solo tenía el uno por ciento de seguir en el Barça es una prueba más de la futilidad de tantos correveydile que inundan las redacciones de los medios de comunicación.

Laporta después de recibir la reprimenda por parte de los estamentos oficiales, iracundo expresó: “Ha acabado un ciclo, se ha perdido la Liga de manera incomprensible…Ya dije que cuando acabase la temporada, valoraría los resultados, el juego, la actitud, la mentalidad y la ambición”.

En las posteriores reuniones con Koeman se pactó la secuencia de los hechos: una amenaza pública a las vacas sagradas y un par de banderillas al entrenador por no haber seguido al pie de la letra un guión establecido.

Unos y otros, conocedores de lo que había pasado, aceptaron que el final de Liga del Barça fue tan esperpéntico que puso en riesgo la estrategia establecida desde los altos organismos. Una vez que Laporta hizo ver, de cara a la galería, que tenía el corral controlado, ha bajado el tono y como no podía ser de otro modo, Koeman sigue en el cargo de entrenador.

La elección de Laporta para la presidencia del FC Barcelona le otorga  una nueva oportunidad para volver a tener protagonismo. Esta vez no cuenta con los consejos de Johan Cruyff, al que tanto debe por los éxitos pasados. Que Jordi Cruyff esté en el club no es más que un detalle emocional, pues si bien es un hombre con la cabeza bien amueblada, queda lejos de la personalidad y el punto de genialidad de su padre.

Esta vez Laporta se encuentra más solo que nunca para afrontar un reto muy complicado. Aunque siempre está rodeado de gente, esta vez no son solo amigos ilusionados por dirigir al Barça, sino que entre tantos cercanos hay algún pirata con ganas de poner la pata de palo en la proa del barco. Laporta se muestra nervioso, proclive a ajustar cuentas antes que ejercer una buena gestión. Ha cogido su fusil y de manera sistemática se ha dedicado a cobrar facturas dentro del club sin que el rigor profesional haya sido el elemento esencial en sus decisiones. Da la impresión de que quiere contentar a algunos que lo acompañan en esta nueva aventura. No parece un buen inicio, aunque tiempo habrá para observar el curso de los acontecimientos.

 

UNA CENA MUY ORIGINAL

Los integrantes de masalladelgol-colectivopessoa , seudónimos anónimos agazapados detrás de heterónimos invisibles, hemos llegado a la con...