Colectivo Pessoa: Escritos sobre fútbol. Análisis retrospectivo e introspectivo del deporte. El fútbol sí tiene memoria. colectivopessoamasalladelgol@yahoo.com
miércoles, 30 de diciembre de 2020
domingo, 27 de diciembre de 2020
ANTIC EN EL REAL MADRID
Visto en retrospectiva, no tiene explicación alguna que un entrenador como Radomir Antic (1948-2020) tuviera una trayectoria tan efímera, tan sólo 10 meses, en su paso por los banquillos del Real Madrid.
Sustituto de Di Stéfano a mitad de la temporada 1990-91, en la que el FC Barcelona iba lanzado hacia su primera Liga desde 1985, Antic supo mejorar el rendimiento de la plantilla merengue durante la segunda vuelta y escalar posiciones hasta el tercer puesto de la clasificación, lo que le valió la confianza del entonces presidente madridista, Ramón Mendoza, para liderar el nuevo proyecto para la temporada 1991-92.
Durante la primera parte de la temporada 1991-92 el trabajo y liderazgo de Antic estaba funcionando de manera efectiva. Al fin de la primera vuelta del campeonato liguero, el Real Madrid acabó en primera posición como campeón de invierno, con tres puntos de ventaja frente al equipo catalán, y se había clasificado para los cuartos de final de Copa y Copa de la UEFA. Lo más inverosímil de todo, sin embargo, se produjo durante el mes de Enero de 1992.
Según las crónicas de la época, el desencadenante final del cese de Antic en la jornada 19 fue el pobre juego que su equipo ofreció en el Estadio Bernabéu contra el CD Tenerife, mostrando el respetable su enésimo enfado por ello, a pesar de vencer por 2-1 al equipo canario y liderar el campeonato además de haberse mostrado como un equipo regular en sus funciones.
Durante las semanas previas a Enero, el Real Madrid había visto reducida su ventaja de 8 puntos frente al Barça a 3 -en unos tiempos en los que las victorias puntuaban aún 2 puntos- y el equipo dirigido por Cruyff había empezado a recuperar buenas sensaciones en su juego. Tras haber priorizado la Copa de Europa durante todo el otoño y haber superado al Kaiserslautern in extremis, el equipo catalán cambió su cara y ganaría en confianza y regularidad.
El balance global de Antic, habiendo dirigido 38 encuentros oficiales como entrenador en el Real Madrid, fue de 27 triunfos, 5 empates y 6 derrotas en todas las competiciones.
Básico es mencionar un detalle importante para dar un poco de sentido a todo lo ocurrido en el Real Madrid: durante el mes de septiembre de 1991, Leo Beenhakker había regresado al club como manager general a instancias de Mendoza. Se supone que en aquel momento las relaciones entre Antic y Mendoza se deterioraron y nada volvió a ser lo mismo entre ellos dos. En la memoria del aficionado madridista estaba aún bien vivo el recuerdo de la gestión del neerlandés durante las 3 temporadas al frente del Real Madrid, en las cuales había obtenido 3 ligas, 1 Copa y 2 Supercopas entre 1987 y 1989, en los mejores años de la Quinta del Buitre.
El FC Barcelona sólo fue líder de la competición en una de las 38 jornadas ligueras, precisamente en la última jornada. Superó por 1 punto al equipo madrileño en la clasificación final y se proclamó campeón de Liga por segunda vez consecutiva.
El Real Madrid, por su parte, se mantuvo al frente de la clasificación ininterrumpidamente desde la jornada 7 hasta la 37. Quiso el destino que el equipo madridista perdiera la Liga contra el CD Tenerife, el mismo equipo que propició el insensato despido de Radomir Antic, acusado de no jugar lo suficientemente bello y estético al fútbol. Era la primera de las Ligas de Tenerife y el Real Madrid cerraba la temporada en blanco.
martes, 22 de diciembre de 2020
RECUERDA MI NOMBRE: LEO MESSI (I)
Ya han pasado los días en los que el mundo se ha dividido entre aquellos que vieron jugar a Maradona y los que solo lo conocen por ver sus jugadas por vídeo. Ha sido un período en el que se ha vuelto a plantear la cuestión de quién ha sido el mejor jugador de la historia
No se debe ser taxativo en eso, pues épocas pasadas nada tienen que ver con el fútbol actual. Nunca sabremos cómo se habrían desenvuelto futbolistas que compiten por el gran cetro, si hubiesen tenido mejores terrenos de juego, balones más livianos, mejor calzado, los actuales métodos de entrenamiento y una medicina deportiva excelente; o no hubiesen sufrido la excesiva dureza, a menudo rayana en la violencia, de décadas pasadas.
Pelé, Cruyff y Maradona sufrían en muchos partidos media docena de entradas, la mitad de las mismas significarían una expulsión con el reglamento actual. Afortunadamente, a día de hoy, las infracciones sancionadas con una expulsión son amplias y variadas. El reglamento protege mucho a los jugadores, con la salvedad de Neymar, muy perjudicado por la alta dosis de violencia que recibe en el terreno de juego.
Cuando escribo eso no estoy cuestionando a Leo Messi, pues si bien es cierto que en los últimos veinte años el fútbol no adolece de los inconvenientes de algunas décadas del siglo pasado, no lo es menos que el nivel de los oponentes es cada vez más competitivo, tanto física, técnica, como tácticamente.
Pero hay algo que sí puedo afirmar: de todos los grandes jugadores de la historia, el único que resulta incomprensible por lo inverosímil de muchas de sus jugadas, es Leo Messi. Sus zigzags, su velocidad con el balón pegado al pie, sus giros, su capacidad para teletransportarse entre un muro de adversarios, es única en la historia. Por no hablar de su alto rendimiento a lo largo de los años.
El Messi que estamos viendo en la actual temporada solo recuerda al Messi que todos hemos visto. Es como una pintura realizada por un artista prometedor imitando a algún genio. Hay partidos, o en fases de los mismos, en los que se le ve ausente, como si tuviese la cabeza en otra parte.
Messi se alimenta de jugar partidos con una grada enfervorizada. El silencio estridente de tantos meses, sin que le llegue la atmósfera en la que se respira admiración y épica, ha trastocado su ánimo, su protoplasma emocional. Solo faltaban las erráticas decisiones de la Junta saliente, el varapalo del Bayern y la marcha de Suárez, su amigo íntimo, para que a Messi le falte el oxígeno necesario para sentirse vivo a nivel deportivo.
Una hermosa historia como la de Messi con el Barça merecería un epílogo adecuado, pero desde una perspectiva realista parece complicado que se vaya a escribir. Solo la presencia de un nuevo presidente, con un proyecto claro e ilusionante podría encauzar todos los desagües que ahora conforman la geografía blaugrana.
lunes, 21 de diciembre de 2020
domingo, 20 de diciembre de 2020
EN UN MOMENTO DADO, ¿QUÉ HARÍA JOHAN CRUYFF?
La actual situación del FC Barcelona, fondeado en una ciénaga de aguas plomizas, permite muchas especulaciones. Aceptando esta premisa y si el camino más corto siempre es una recta, lo más aconsejable en estos momentos sería recurrir a los orígenes cercanos: una filosofía de juego y de gestión que puso en marcha Johan Cruyff.
El primer paso inteligente para salir del atolladero en el que se encuentra el FC Barcelona sería reflexionar sobre las decisiones que tomaría Cruyff en el momento actual. Cierto es que siempre es difícil interpretar y hacer la adecuada traducción de un genio, pero también lo es que dejó suficientes pistas en su recorrido, para que el margen de error al intentar elucubrar cómo sería su gestión en el Barça actual, quedase muy reducido.
A lo largo de su carrera Johan Cruyff se mostró siempre transparente como pocos. Si nos ceñimos a sus etapas en el FC Barcelona, se puede comprobar que su trayectoria fue amplia y compleja, hasta el punto que no hubo casi ninguna dificultad que no tuviese que sortear. El libreto que Cruyff dejó escrito es claro y rotundo, se trata de leer bien las páginas más esenciales.
Lo primero que haría Cruyff nada más llegar al club sería sentarse con Leo Messi y reconocerle sus méritos acumulados a lo largo de su carrera futbolística en el Barça. Después de un par de minutos de merecidos halagos al jugador argentino, Cruyff pasaría a la acción para desenredar la madeja con una manera de obrar que siempre le distinguió.
Haremos nuestra la frase de Benjamín Franklin: La peor decisión es la indecisión. Vivir en la incertidumbre es algo intrínseco en el ser humano, pero cuando te toca con sus dedos helados, hay que reaccionar.
El primer paso de Cruyff sería expresar que en el nuevo proyecto deportivo, Messi sería la piedra angular del equipo. Cualquier proyecto que empieza requiere compromiso y pasión. La consecuencia lógica de esta afirmación exigiría poner sobre la mesa todas las cartas. La provisionalidad del momento actual, la duda existencial del barcelonismo sobre si Messi se quedará o no la próxima temporada, a Cruyff le resultaría inaceptable. No daría ningún paso adelante hasta resolver esta ecuación.
Se puede presuponer lo que diría Messi. Dubitativo, expresaría que hasta que no haya un nuevo presidente en el Barça, hasta que no tenga conocimiento del proyecto, no es posible decidirse.
La respuesta automática de Cruyff sería ofrecer una reunión uno o dos días después con los nueve presidenciables, además del pelele en funciones, Carlos Tusquets. Messi no podría negarse. Asimismo, ninguno de los candidatos a la presidencia podría quedarse fuera del conclave, pues ello significaría descabalgar de la carrera presidencial.
A las diez de la mañana, en un cenáculo del Camp Nou, para bien o para mal, se desharía el ovillo. Messi expondría sus apetencias económicas y deportivas, y cada uno de los aspirantes a la presidencia daría una respuesta a las mismas, matizando los puntos necesarios de acuerdo a las posibilidades del club. La reunión no sería corta, a buen seguro se seguiría insistiendo después de la comida.
De la misma saldrían tres posibles contenidos, con dos posibles resoluciones. Vayamos primero con los contenidos:
En el primer supuesto, Messi expresaría su firme voluntad de terminar su carrera en el Barça, dando las razones que creyese oportunas. Esta sería la decisión más deseada por la mayoría de socios y aficionados del FC Barcelona.
En la segunda suposición, si Messi decidiese no seguir en el club, una vez escuchadas las aportaciones de los presidenciables, abandonaría la disciplina del FC Barcelona, en el próximo mercado de invierno.
La tercera conjetura contemplaría que Messi, a pesar de los intentos de Cruyff y las explicaciones de unos y otros, siguiese instalado en las dudas, y por ende, en la indecisión. En este caso, se le darían cuarenta y ocho horas para decidirse. Caso de no hacerlo, la decisión final recaería en Cruyff.
Si bien Kant expresó que la inteligencia de los hombres se mide por las incertidumbres que son capaces de manejar, el instinto intuitivo siempre merece ser tenido en cuenta. Fiel a sí mismo, ante la vacilación de Messi, Cruyff tomaría la decisión de que el jugador argentino no jugase más en el FC Barcelona.
En los dos supuestos en los que Messi se marcharía del FC Barcelona, el jugador argentino tendría permiso para adelantar su presencia física en su nuevo equipo y adaptarse a la nueva ciudad, deseándole toda la suerte del mundo, además de tener el compromiso del club de hacerle una despedida como se merece un jugador de su excepcional rendimiento, en cuanto fuese posible asistir al estadio con normalidad.
¿Alguien tiene dudas de que esta sería la manera que tendría Johan Cruyff de resolver la espinosa cuestión?
viernes, 18 de diciembre de 2020
KOEMAN ENERO 1989
En el mes de enero de 1989, dos meses antes de las elecciones a la presidencia del club que enfrentarían a Josep Lluís Núñez con Sixte Cambra, el FC Barcelona confirmó el fichaje de Ronald Koeman para la siguiente campaña, 1989-90.
El desembolso de la operación -800 millones de pesetas de la época- solo se podría comparar con el realizado por Maradona siete años antes. Si bien la polémica estuvo servida en un entorno en cual durante semanas el importe total del fichaje generó un gran revuelo, la llegada de Koeman, recibida con ciertas burlas y escepticismo, se antojaría fundamental para entender una de las mayores versiones futbolísticas en la historia del FC Barcelona.
En aquellos tiempos, en los cuales el fútbol italiano era la potencia principal en Europa, el todopoderoso Milan AC de Berlusconi estuvo al acecho del destino de Koeman, intentando su fichaje con una contraoferta económica muy superior a la del club catalán.
Sin embargo, dos factores explican la decisión tomada por el jugador y su familia. Por un lado, sin atisbo de duda, la figura de Johan Cruyff como entrenador fue fundamental. Ídolo de Ronald, si bien tuvieron sus roces en el tiempo en el que coincidieron en el Ajax, una figura del calibre y trascendencia de Cruyff era una poderosa y atractiva llamada que no podía dejar escapar. A nivel familiar, para Koeman y su esposa, el clima mediterráneo y el estilo de vida de Barcelona les parecía un destino mucho más atractivo que el de Milán.
Para una personalidad tan competitiva a nivel deportivo como Koeman, campeón de Europa de clubes con el PSV y de selecciones con Holanda en 1988, la idea de romper con la hegemonía del Real Madrid y liderar un nuevo FC Barcelona implicaba un reto mayúsculo.
En declaraciones de Cruyff en la presentación acontecida el 22 de Agosto de 1989: “Es un jugador excepcional, que se puede adaptar a bastantes posiciones, y del que pienso que su rendimiento va a favorecer al club. La plantilla tiene una base muy buena y con él la podemos mejorar”.
Durante la temporada 1989-90, en la que el puesto de Cruyff estuvo muy cerca del despido, se ganaría la Copa del Rey en Valencia, imponiéndose al Real Madrid. Aquella victoria fue crucial para que el proyecto se estabilizara y llegaran mayores éxitos en el futuro.
Los tres extranjeros de la plantilla durante aquella temporada fueron Koeman, Laudrup y Aloisio. En la siguiente, la 1990-91, llegaría el delantero búlgaro Hristo Stoichkov para dotar de mayor agresividad y velocidad al juego ofensivo del futuro Dream Team que cambiaría la historia.
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