Una vez que en el F. C. Barcelona se han dado cuenta que la Liga tiene
un dueño asignado, Setién ha sido capaz de convencer a los suyos de que era el
momento de cambiar algunos detalles del sistema.
Si a su llegada fueron los mismos jugadores los que exigieron no tocar
nada, pues la aplicación de nuevos conceptos podría perjudicar el triunfo final
en la Liga, una vez que han visto la
inutilidad del esfuerzo por conseguirla -tanto por el juego mostrado, como por
la línea unidireccional del VAR-, ya no tienen una posición de fuerza objetiva
para impedir los cambios necesarios.
Imagino a Setién solicitando el beneplácito de sus jugadores para morir
con sus ideas y no con las prestadas por un entorno que no sabe evolucionar. La
evidencia de los hechos ha permitido unos cambios que si encajan podrían ser
esenciales para presentar oposición en el intento de ganar la Champions.
En Villarreal se ha visto a Griezmann jugando como lo hacía en el
Atlético, con libertad. No es extraño que haya jugado su mejor partido con el
Barça. Al fin hemos visto que los interiores pisan el área contraria con más
decisión, destacando Sergi Roberto, un lateral inadecuado, pero un buen
carrilero para ir de área a área. Parece que Messi, harto de ver que el equipo
no funcionaba, ha sido capaz de aceptar alguna novedad táctica que le afecte,
incluso que se cambie a Suárez.
El Barça ante el Villarreal se ha parecido bastante a la U.D. Las Palmas
de cuando era entrenada por Setién: los jugadores se juntan más en ataque, con
paredes más cortas, con pases más cerca de la frontal del área contraria.
Asimismo, se dilata más la salida del balón para atraer contrarios en su
intento por robar el balón. Es una trampa para salir hacia adelante en un
fútbol siete, pues se dejan a tres jugadores propios y a tres contrarios,
temporalmente fuera de posición.
Defensivamente se corren más riesgos, pero se trata de valorar los pros
y los contras. Un Barça capaz de asediar al contrario, con creatividad
atacante, tiene las de ganar en este combate. Dos centrales bien posicionados y
dos carrileros de más recorrido pueden ayudar en la faceta defensiva, además de
los laterales, y con el medio-centro como central adelantado.
Quedan cuatro partidos de Liga para insistir y perfeccionar la idea. Es
un buen tiempo para conseguirlo, aunque no es seguro que lo consigan.
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