viernes, 21 de enero de 2022

CONSIDERACIONES INTEMPESTIVAS

La derrota del FC Barcelona en San Mamés, quedando eliminado de la Copa del Rey por el Athletic de Bilbao, devuelve al Barça a la casilla de salida en este juego de la oca en el que está inmerso, una vez que de nuevo ha caído en la casilla más funesta, la número 58, la de la calavera.

El repaso futbolístico sufrido por el Barça fue considerable durante al menos cien de los ciento veinte minutos jugados. La valoración es que el equipo está en la misma zona de los peores partidos que condenaron a Koeman: mucha inseguridad en la salida del balón, pérdidas de balón en zonas peligrosas, menor intensidad que el equipo contrario, poca capacidad creativa en ataque, etc.

Después del buen partido de la Supercopa jugado en Riad contra el Real Madrid, el espejismo llegó a tal punto que, una vez más, el bocazas de Laporta, se desmelenó comunicando a los cuatro vientos que el FC Barcelona había vuelto. No se tuvo en cuenta que ante el Real Madrid es fácil jugar buenos partidos a poco que juegues bien al fútbol, y eso es así porque el Real Madrid no aprieta en las marcas, deja jugar, sabedores de que cuando pongan la quinta marcha ganarán el partido.

El Athletic, bajo las premisas de su entrenador, sabe a lo que juega, especialmente en San Mamés, donde despliega un fútbol agresivo y rápido que recuerda a equipos de Champions de alta intensidad. En estas circunstancias al Barça se le funden los plomos, incapaz de soportar la sobrecarga. La instalación eléctrica del FC Barcelona tiene demasiados cables pelados que chisporrotean con frecuencia ante un exceso de actividad. De poco sirve que una parte del edificio tenga conexiones de última generación si existen zonas esenciales que adolecen de fiabilidad.

El cortocircuito en San Mamés fue más grave de lo habitual, con el peligro de que por defectos en la vieja instalación terminen quemándose los nuevos cables. Hay zonas que requieren una intervención inexorable e inmediata, no solo en el terreno de juego sino también en el ámbito directivo:

Desde las atalayas azulgranas se toman decisiones difíciles de comprender. La última ha sido prescindir de Dembélé para el partido contra el Athletic. Estando de acuerdo en tener una postura firme con el jugador, no habría costado nada empezar a tenerla una vez se hubiese jugado el partido. A pesar de sus lapsus y su mentalidad indescifrable, Dembélé es de largo el jugador más desequilibrante de la plantilla, y asimismo el más rápido para coger la espalda del equipo contrario cuando presionan la salida del balón.

Alba sin nadie que le lance por la banda se ha convertido en una pieza tan defectuosa que parece el hermano gemelo de Sergi Roberto, al que de manera estúpida se pretende renovar a la baja. Si bien Alba tiene una hoja de servicios notable, Sergi Roberto suspende en casi todo. Hay jugadores que no deben seguir jugando en el Barça, aunque quisieran hacerlo gratis. Los citados deberían desfilar hacia la puerta de salida.

Ahora mismo, atendiendo a lo que hay en la plantilla, Dest es el jugador más idóneo para relevar a Alba. Cierto es que es un jugador diestro y que ocuparía el lateral izquierdo, pero jugando en ataque como un interior tendría la oportunidad de conectar su buen disparo.  De hecho, casi nunca me ha convencido de lateral derecho y en cambio, cuando ha ocupado el lateral izquierdo me ha parecido más solvente en su juego.

Frenkie de Jong ha perdido toda la confianza y es una sombra de sí mismo, deambulando sin criterio por el campo. Siendo un jugador joven y con proyección, lo mejor sería traspasarlo en los pocos días que quedan del mercado de invierno, pues tiene un buen cartel en Europa, lo que repercutiría favorablemente en las arcas del club, además de liberar una ficha alta.

Busquets ha sido durante años fundamental en la salida del balón bajo presión del contrario. Normalmente lo ha hecho con mucha solvencia, corriendo riesgos que en múltiples ocasiones han ocasionado goles en contra, pero la ecuación riesgo-beneficio era muy favorable porque cuando conseguía salvar la línea de presión, el que normalmente recibía el pase para aprovechar los espacios era Leo Messi, un puñal que una y otra vez percutía con peligro mortal entre las defensas contrarias.

En la actualidad el riesgo-beneficio ya no es favorable al no tener un jugador tan desequilibrante en el equipo. En definitiva, ya no compensa correr tantos riesgos para la poca producción que se obtiene. Si a eso le añadimos el desgaste físico unido a la edad, lo que repercute en pérdida de reflejos y de contundencia, la conclusión es clara.

Busquets es un jugador honesto y muy profesional, pero es hora de que su lugar lo ocupe un jugador que sin tener tantos recursos técnicos -sin que adolezca de buena sintonía con el balón-, rompa líneas y aporte mayor seguridad defensiva además de un vigor necesario para afrontar los envites de los contrarios. Creo que para esta labor debería apostarse por Nico, siempre y cuando se le exima de algunas sofisticaciones a cambio de una mayor vitalidad.

Dicho esto, creo que el jugador ideal para ocupar la plaza de Busquets en su exigente cometido, para el caso de intentar duplicar una pieza idéntica sería Pedri, pero tiene tanto talento y aprende tan rápido, que sería un desperdicio tenerlo limitado a una labor tan específica como es la que realiza Busquets.

Cada uno de los jugadores que fueron relevantes en la golden age azulgrana tienen ganado para siempre el reconocimiento de los aficionados, pero los que siguen en el equipo llevan algunos años alargando en demasía su estancia en el seno materno, con lo que cada parto de expulsión resulta traumático. Ya se han ido Suárez y Messi, pero todavía queda trabajo que hacer. Hace años el espejo mostraba como el aire se había convertido en luz, pero ahora está agrietado, empañado, y muestra una atmósfera de  penumbra.

Es hora de aterrizar de tanta ensoñación y prepotencia por los grandes tiempos vividos y reconocerse ante el espejo, sentir la misma confusión de los chimpancés cuando se encuentran de manera inopinada frente a frente con una realidad que les desconcierta.

Cuando Friedich Nietzsche hizo referencia en sus Consideraciones intempestivas a los cultifilisteos, vocablo del que sentía muy orgulloso de haber acuñado, anticipó y definió sin saberlo la estulticia que anida en el seno del FC Barcelona: el cultifilisteo se hace la ilusión de ser el mismo un hijo de las Musas.

 

 

 

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