domingo, 28 de mayo de 2023

BUNDESLIGA VERSUS LALIGA

Mientras en España se está engañando a los aficionados con ligas amañadas y partidos preparados para cumplir determinados fines, con actuaciones y manifestaciones de sus dirigentes deportivos, más propias de paletos que de gente solvente, la Bundesliga sigue escalando posiciones dentro del fútbol europeo, tanto por el potencial de sus equipos y los jugadores que militan en ella, como por su organización y la asistencia en los estadios.

La última jornada de la  Bundesliga ha sido para enmarcar, en un transcurso que ha tenido todos los ingredientes necesarios para que un buen aficionado sienta que el fútbol es el más emocionante de los deportes. Sin guiones preparados y sin trampas

El Borussia Dortmund, jugando en casa contra el Mainz 05, estaba a un paso de ganar la  Bundesliga y romper la supremacía del Bayern Munich, ganador de las últimas diez Bundesligas. Para ello le bastaba con ganar, o bien hacer el mismo resultado que el Bayern Munich en su visita a Colonia. Incluso le valía perder, siempre que el Bayern empatase su partido.

En un estadio abarrotado, con más de ochenta mil personas, con la Sudtribune -el muro amarillo, la pared vertical más impresionante del fútbol europeo, donde se ubican más de veinticuatro mil hinchas apasionados-, la tarea no parecía demasiado difícil, pues el Mainz 05 había perdido sus últimos cuatro partidos, habiendo marcado tres goles y encajando trece, con dos de las derrotas contra el penúltimo y el antepenúltimo, en una evidente desconexión de la competición una vez que se hubo quedado sin objetivos, en la zona media de la tabla clasificatoria.

Nada más empezar el partido pudo verse a un Borussia Dortmund agarrotado, moviendo el balón de una manera lenta y pastosa -un efecto aumentado al tenerse conocimiento del gol del Bayern, en campo del Colonia, a los ocho minutos-, mientras que el Mainz 05 jugaba con ligereza, sacando muy bien el balón desde atrás, y marcando el primer gol del partido a los quince minutos. Poco después el árbitro señaló un penalti a favor del Borussia Dortmund, recibido con un suspiro de alivio por parte de la grada. Haller, muy tenso, desperdició la pena máxima, dejando en shock a las avispas.

Aprovechando la inmersión en la introspección de sus rivales, el Mainz 05 consiguió el segundo gol, cinco minutos después. Se mascaba la tragedia en el Signal Iduna Park, con un Borussia grogui, mientras ponían todas sus esperanzas en el Colonia, por si fuese capaz de empatar el encuentro ante el Bayern, un equipo muy irregular durante toda la temporada.

En el segundo tiempo todo discurría igual, con el Mainz 05  a punto de marcar en un par de ocasiones muy claras, el tercer gol.

El entrenador del Borussia no fue capaz de descifrar lo que estaba ocurriendo hasta el minuto sesenta. Fue entonces cuando Edin Terzic dio entrada en el campo a Giovanni Reyna, de veinte años, y a Julien Duranville, de diecisiete años recién cumplidos, en el que ha sido su primer partido en la temporada con el Borussia.

Nada hay más inconsciente que la juventud, ajena a cualquier síntoma de angustia y de presión. Es por ello que Terzic apostó todo a este número, sabedor que las tácticas estudiadas y trabajadas durante meses ya no servirían de nada. Había llegado la hora de los valientes, de los insolentes, de las flechas que arrancando desde el extremo se infiltran en el área, con centros desde la línea de fondo o con paredes vertiginosas buscando dejar el delantero ante el portero.

En esta nueva dinámica, agobiando al Mainz 05, el Borussia fue capaz de marcar su primer gol en el minuto sesenta y nueve, después de haber malogrado algunas ocasiones. El milagro parecía posible, marcar dos goles más, pero los dioses del azar tenían preparado algo muy especial.

En el minuto ochenta y uno llegó al estadio la noticia de que el Colonia había empatado el partido contra el Bayern. Ver abrazarse a los aficionados del Borussia, casi sin creerse que este empate les hacía campeones aunque perdiesen su partido, resultaba candoroso.

El Borussia siguió acorralando al Mainz 05 mientras el Bayern hacía lo propio con el Colonia. Cuando el telón estaba a punto de caer, una excelente jugada de Jamal Musiala, puso de nuevo al Bayern por delante, en el minuto ochenta y nueve.

La desesperación se apoderó del Signal Iduna Park, dando los últimos coletazos antes de rendirse a la evidencia. En el minuto noventa y seis, cuando hacía un minuto que el partido del Bayern había terminado con  la victoria de los bávaros, marcó Süle el empate para el Borussia. Todavía hubo dos centros más al área por parte de los aspirantes a la Bundesliga pero no tuvieron resonancia en el marcador final, 2-2, y la Bundesliga fue para el Bayern.

La reacción ante la adversidad de la afición del Borussia Dortmund fue asombrosa. Me permito proponer que se le pueda ofrecer la simbólica copa que les reconozca como la mejor afición del mundo.

 

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