Tras empatar con el Inter de Milán, el FC Barcelona ha vuelto a caer en una de las trampas del laberinto en el que vive inmerso desde hace unos cuantos años.
Atrapados por una doctrina que el tiempo y la estupidez se han encargado de desvirtuar, todos los integrantes del Club se sumergen en la nostalgia de un pasado glorioso, sin darse cuenta que el supuesto nuevo mago, disfrazado de entrenador, se ha presentado sin la varita mágica y sin el manual de exorcismos para alejar las fatalidades que asolan al Club.
Después del partido contra el Bayern se podía afirmar que el FCB estaba en condiciones de competir contra los grandes equipos europeos, siempre y cuando lo hiciese sin la fantasmal exposición de las grandes momias en el terreno de juego. Cual película de terror de serie B, los espectros siguen apareciendo cuando ya se les suponía alejados del mundo de los vivos.
Ver de nuevo juntos en un campo a los Piqué y Sergi Roberto, cogidos de la mano con Eric García, es una pesadilla que no deja ni vivir ni dormir a los azulgrana, con el agravante de que la presencia de estos tres infames, descarrilan el juego de Busquets, perdido a lo largo y ancho del césped, con una presencia que resulta absurda cuando no tiene las espaldas cubiertas y no se juega en espacios reducidos.
Cuando la defensa titular del FCB -Araujo, Koundé y Christensen- puede marcar la línea de presión cerca del medio campo, es cuando Busquets brilla con su prestidigitación. Pero cuando Piqué juega con el miedo en el cuerpo y se protege de la velocidad de los contrarios acercándose más a su área, alarga al equipo en una retirada táctica que es la fuente de todos los males.
Los tres goles del Inter deberían ser la tumba definitiva de Piqué y de Eric García. Es imposible encontrar en partidos de este nivel, tres actuaciones más nefastas, propias de jugadores retirados.
En el primer gol de los milaneses la incapacidad de Piqué es manifiesta, reculando para ver la jugada de manera frontal, sabedor que es incapaz de girar y anticiparse a los contrarios, situándose cerca del portero y permitiendo con ello la llegada de un rematador, eludiendo el fuera de juego.
En el segundo gol, un Busquets agotado erró un pase -¿por qué no descansó ante el Celta de Vigo?- lo que derivó en un centro al área que Eric García, en una acción más propia de un partido de casados contra solteros, permitió que Lautaro -va a ser el mejor amigo de Messi en el Mundial- marcase un gol sin oposición.
En el tercer gol, un FCB volcado para anotar el gol de la victoria, con 2-2 y faltando dos minutos para llegar al final del tiempo reglamentario, el portero del Inter hizo un saque largo, cogiendo a la defensa descolocada en el medio campo, con Lautaro saliendo a toda velocidad mientras Piqué se limitó a hacerle sombra, temeroso de ser superado si se acercaba para disputar el balón, posibilitando que el jugador argentino esperase la llegada de un compañero para pasarle un balón fácil de rematar.
Esto no contradice la aseveración de que el FCB tiene un gran potencial como equipo, pero hasta que no entierren bajo varias capas de cemento a los zombis que no hacen más que estorbar, tanto a nivel deportivo como económico, el hechizo maldito seguirá presente. Determinados jugadores tenían preparado un mausoleo para honrar su retirada de los terrenos de juego, aunque lo más probable es que terminen enterrados en fosas comunes de un camposanto destinado a los más rapaces.
Cuando se tiene un grupo de jugadores de gran nivel no resulta complicado conformar un equipo que pueda competir para ganar todas las competiciones, pero nadie debe llevarse a engaño con Xavi Hernández, pues ha demostrado de manera fehaciente que es incapaz de trascender lo rutinario.
A punto de caer eliminado de la Champions League, sería injusto dejar de reconocer el excesivo infortunio que el FCB ha sufrido con las lesiones de todos los titulares de la línea defensiva. Tampoco pueden obviarse las decisiones arbitrales que le perjudicaron en su partido en Milán, aunque no es difícil hallar las razones que lo justifican.
Cuando en el Camp Nou se silba desde hace años el himno de la Champions y además se quiere organizar una Superliga Europea, enfrentándose a la UEFA, solo pueden esperarse desgracias, máxime cuando el FCB está en una situación de extrema debilidad institucional.
Si en una mansión familiar la toma de tierra del pararrayos está ubicada en el comedor, nadie debería sorprenderse de que al cabo de los años las electrocuciones hayan sido la causa de muerte más habitual de la parentela. Lo absurdo es tener una instalación tan demencial y quejarse sin parar de tanta adversidad.
A pesar de asistir a tanto funeral, los socios y simpatizantes del FCB aceptan sin demasiado esfuerzo las exculpaciones y propuestas de sus dirigentes, enlazados unos y otros por un destino común que cada día que pasa deviene más falso e inalcanzable.
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