El título de este artículo ha sido tomado de Sound of lies, una canción que da nombre al disco de The Jayhawks del año 1997, al ajustarse plenamente con el actual momento azulgrana.
Empezaré con la gran mentira acaecida al final del partido entre el Fútbol Club Barcelona y el Bayern de Munich. Después de perder por 0-3, unos cuantos centenares de aficionados del FCB, la mayoría de ellos siguiendo las consignas de los líderes de los grupos de animación -que son los que cobran por arrancar el motor de las gradas-, hicieron su trabajo: dar a entender que la afición en su conjunto está al lado de los jugadores y del entrenador.
Escuchar a los charlatanes de RAC1, con Josep Maria Pou a la cabeza, incapaces una vez más de interpretar lo que están viendo, valorando el hecho como algo inaudito, incluso mostrando emoción ante tal muestra de fidelidad a unos colores, es sintomático del período que se vive en el FCB y en Catalunya.
Estamos ante gente fácil de engañar, sujetos provenientes de diferentes capas sociales que se creyeron lo de la independencia, que luego hicieron cola para ser inyectados de vete a saber qué, y ahora se tragan todas las mentiras del hechicero Laporta. Son tantas que cuesta de creer tanta indolencia de socios y aficionados.
Después del partido, un Laporta atribulado por el resultado, pero conocedor del grado de manipulación que son capaces de soportar los socios y aficionados del FCB, apeló a los valores, al gran equipo que se está construyendo, y a la unión entre seguidores, jugadores y cuerpo técnico, terminando con la aseveración de que la afición del FCB es la mejor del mundo. Un discurso que suena hueco y trucado.
Las expectativas vendidas han sido cercenadas en la Champions, una competición que no admite concesiones. Si bien el equipo titular del FCB puede competir con cualquier equipo europeo, no es menos cierto que en algunos partidos -Bayern en casa y Real Madrid, por ejemplo-, debería haberse hecho con más inteligencia. Enfrentarse al Bayern en un toma y daca constante, solo puede acabar mal. Fue Pedri, un chico de diecinueve años, durante el partido y a la finalización del mismo, con su manera de jugar y con sus palabras llenas de compromiso, el que indicó el camino a seguir: mayor control del juego y jugar sin precipitación.
Hay que dejar la cantinela de somos el Barça, para admitir que no se puede vivir de las rentas del pasado y que desde hace meses toca hacer una transición de verdad, con un cirujano que tenga el bisturí bien cogido, cortando cualquier atisbo de carne podrida. La inserción en el equipo de los Alba, Piqué, Busquets y Sergio Roberto, es como tratar un cáncer con cataplasmas. Si se quiere tener a la plantilla unida y con un objetivo claro, es necesario apartar a estos parásitos económicos y deportivos de la escena.
Comprobar las dificultades del FCB para superar la presión del Bayern, incluso jugando con dos pivotes para facilitar la salida del balón, es la prueba matemática de que Xavi Hernández no es el entrenador que necesita el equipo, pues si es incapaz de aportar a sus jugadores la comprensión de lo único que era capaz de hacer bien en un terreno de juego, habrá que convenir que el panorama resulta sombrío.
Cuando los fracasos de Xavi Hernández son relativizados de manera tan indulgente, comparados con el cainismo que sufrió Ronald Koeman, cientos de millones de euros después, al ser confrontados con el maltrato infringido durante meses a una leyenda del club, refleja la hipocresía de Laporta.
El prometido asado con Messi forma parte de tantas hipérboles de Laporta, quien a poco que se descuiden en el FCB va a convertirse en el replicante de Julio Pardo, el sepulturero del RCD Espanyol a principios de la década de los noventa.
En la canción Sound of lies se proclama que el sonido de mentiras suena divertido contra la verdad, mientas se apela a que todo saldrá bien, funcionará bien. El Laporta menos convincente, el más cansado y perturbado, observa casi con incredulidad como lo que años atrás habría devenido en un incendio colosal, ahora muestra la paz habitual de un parque con gente jugando a la petanca.
En estos años de pandemia y de postpandemia, desde el Blog se han denunciado mentiras desmedidas, comprobadas y fáciles de demostrar, muchas de ellas vinculadas al FCB, pero la cantidad de intereses creados y la comodidad de los altos funcionarios, hacen del todo imposible que la verdad salga a la luz. Decenas de miles de personas han sido estafadas sin saberlo, pagando por unas apuestas perdedoras de antemano, mientras los que deberían terminar con este estado de cosas, miran hacia otro lado.
Laporta se mueve muy bien entre las arenas movedizas de la falsedad, por lo que no sería de extrañar que una nueva patraña le otorgue un amplio margen de maniobra. Dolería tanto conocer la verdad que una mayoría, si tuviese la oportunidad de descubrirla, preferiría no conocerla nunca.