En la primera jornada del Campeonato de Liga Española de la temporada 1969-1970, la aplicación del sorteo libre del calendario de partidos quiso que se enfrentaran en el Santiago Bernabéu, el Real Madrid contra el CF Barcelona, el día 14 de septiembre de 1969.
Fue el estreno en la Liga, como jugador azulgrana, del jugador Miguel Ángel Bustillo Lafoz, de veintitrés años recién cumplidos, delantero centro fichado al Real Zaragoza.
A los cinco minutos de haber empezado el partido, el Barça ganaba por 0-2, goles marcados por Bustillo en los minutos tres y cinco. A los diez minutos de la segunda parte, el central madridista Pedro De Felipe hizo una entrada criminal a Bustillo que ni siquiera fue sancionada como falta por el árbitro Ortiz de Mendíbil.
El juego siguió como si nada hubiese ocurrido hasta que pasado un minuto, un jugador del CF Barcelona viendo como Bustillo se revolcaba en el suelo de dolor y desesperación, y que el árbitro no detenía el juego, echó el balón fuera de banda.
Del repaso de las imágenes sorprende la desafección de los jugadores de uno y otro bando, pues solo se acercaron a Bustillo, Zoco y Junquera por parte madridista y Pujol por parte azulgrana. El central madridista Pedro de Felipe no hizo ni un ademán de cercanía, ni un atisbo de disculpa, como si la cosa no fuese con él.
Una vez que Bustillo fue retirado del terreno de juego, apoyado en Pujol y en Junquera -demostrando este jugador una gran deportividad-, el Real Madrid sacó de banda y no devolvió el balón al CF Barcelona. Eran tiempos ásperos en los que el fútbol mostraba los rasgos más desabridos de una sociedad endurecida, en la que el estilismo y el fair play no tenían lugar, y sí en cambio se reconocía y aplaudía cualquier muestra de hombría y virilidad, cualquier acción que amedrentase al contrario.
A resultas de aquella entrada asesina, Bustillo tuvo que ser operado y nunca más alcanzó el nivel que había demostrado hasta la maldita lesión. Después de la operación, el doctor Cabot declaró: La primera impresión al operar ha sido de catástrofe.
En la temporada 1969-1970 Bustillo no jugó ningún partido más, y en las dos siguientes participó en un partido cada una. A los veinticinco años fichó por el Málaga, con una exigencia menor que la del CF Barcelona, siendo capaz de jugar bastantes partidos y de marcar trece goles en cuatro temporadas. Se retiró a los veintinueve años, al ser decreciente su rendimiento y al ser cada vez mayores las limitaciones de su rodilla. Desde entonces una cojera le acompañó para siempre, delatando a un infractor sin alma. Una carrera hecha añicos por un salvaje con licencia.
Fue en el año 2006 cuando tuve la oportunidad de hablar con Bustillo. Ejerciendo de hotelero en Salou, se mostró muy accesible y dispuesto a hablar de lo ocurrido en aquella fatídica jornada, sin atisbo de rencor hacia el causante de la lesión y a su miserable modo de comportarse.
En unos tiempos en los que no existían los agentes futbolísticos, los presidentes ejercían un patriarcado que a menudo era despótico. En el caso de Bustillo tuvo buenas palabras hacia Agustí Montal -presidente del CF Barcelona entre 1969 y 1977-, quien le facilitó su fichaje por el Málaga en una operación en la que el CF Barcelona mostró generosidad y comprensión hacia el jugador, valorando la enorme desgracia de haber visto truncada su carrera en la competición de alto nivel.
Refiriéndose a los hechos, Bustillo me comentó que nunca, aunque cueste de creer, recibió las disculpas del central del Real Madrid, ni en el terreno de juego, ni en la larga convalecencia de su operación, ni siquiera en los diferentes momentos en los que coincidieron en los actos organizados por la Real Federación Española de Fútbol.
Tanto Miguel Ángel Bustillo como Pedro de Felipe pertenecen al mundo de los muertos. Para el caso de que exista algo más que la nada existencial, solo cabe esperar que el Omnipresente haya hecho justicia, y que tanto uno como otro ocupen el lugar que se merecen en la sinuosa eternidad.
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