Hoy, 23 de junio de 2035, se cumple un mes del abandono de la práctica del fútbol federado del jugador Paladino, alfa y omega de las exitosas cinco temporadas que ha vivido el Esport Club Granollers.
Recuerdo que en su presentación, en la rueda de prensa del día 8 de agosto de 2030, a las 12 del mediodía, solo estábamos presentes tres periodistas, además del presidente del club. El acto tuvo lugar en el Casal de l’Esport, un centro social adjunto al campo de fútbol, con trece despachos y una sala grande para reuniones, cuyas instalaciones son utilizadas por diferentes entidades deportivas de Granollers.
En aquellos días, inmerso desde hacía años en la tercera división nacional, siempre en posiciones intermedias, el club decano del Vallés Oriental no mostraba ni un latido que auspiciase un paso al frente, ni un signo de vida que permitiera soñar a los pocos aficionados que acudían cada temporada al campo del Carrer Girona, ubicación del equipo desde el año 1922.
En primer lugar tomó la palabra el presidente del club, el Sr. Melenchón, quien nos puso al corriente del nuevo fichaje:
El Sr. Paladino es un jugador que ha fichado por nuestro club a raíz del informe presentado por el entrenador Sr. Colomé. Las referencias que tenemos de su capacidad están avaladas por el entrenador, sin que nos conste ningún historial futbolístico. El Sr. Paladino ha vivido entre Italia, España y algunos países de África, y nunca ha jugado como federado.
La primera pregunta la hice yo, representando a El Nou:
¿Qué esperas aportar al Esport Club Granollers?
Después de mostrarse pensativo durante unos segundos, contestó:
Voy a poner todo de mi parte para ganar todos los partidos que juguemos.
La respuesta hizo que todos los presentes -los tres periodistas y el presidente del club- nos mirásemos, esbozando una sonrisa de cierta conmiseración.
¿No te parece un reto demasiado exigente? –expuso el periodista de El Punt Avui.
Habría podido salirse del atolladero con un tópico, pero lejos de eso, expuso:
Bueno, puede que sí, pero hablo desde mi experiencia personal, pues no recuerdo haber perdido nunca un partido.
Se hizo un largo silencio, como si todos los presentes intentasen descifrar si lo que estábamos escuchando era el discurso de un mozalbete optimista y gracioso, o realmente tendría alguna base cierta.
Ante nosotros teníamos a un chico de veinticinco años que sin ningún historial en categorías del fútbol italiano, español, o africano, nos expresaba con toda su vanidad revestida de candidez, que él no conocía la derrota.
¿Con qué equipos has jugado? ¿Cuál es tu historial deportivo? –pregunto el director de la renacida Revista del Valles.
Mi experiencia no es relevante en sí misma. He jugado cientos de partidos sin demasiada historia: competiciones de empresas, de barrios de capitales africanas, etc. No puedo aportar nada que les pueda servir de referencia.
Lo cierto es que una vez que la entrevista fue publicada en los diferentes medios locales, en Granollers y su zona de influencia hubo un runrún que fue creciendo a diario, con asistencia de aficionados en mayor número de lo habitual a los entrenamientos.
De buena estampa física, de 1,88 de altura y 85 kg de peso, no desentonaba entre el resto de jugadores a la hora de mover el balón y seguir el juego, pero nada auguraba que con su presencia pudiese ocurrir algo relevante en el terreno de juego.
Algunos aficionados mostraron su decepción por lo visto en los entrenamientos, mientras que otros defendían que tenían la impresión de que Paladino escondía algo, que parecía jugar al ralentí, siguiendo el juego sin más, guardándose algún secreto.
En un Granollers calcinado por un calor exasperante, crecía la curiosidad por el día del debut del EC Granollers, con el deseo de comprobar si las palabras de Paladino eran un farol o, por el contrario, si estábamos en la antesala de algo que mereciese ser destacado. En realidad nos conformábamos con mucho menos de lo prometido, sería suficiente con no perder demasiados partidos, pero la ilusión por una presencia que catapultase algo de emoción iba creciendo en la ciudad.
La expectación iba en aumento antes del primer partido de competición contra el Club Esportiu Júpiter, el histórico equipo de La Verneda, el domingo 31 de agosto de 2030, máxime cuando en los dos amistosos jugados por el EC Granollers, Paladino no jugó ni un minuto. El entrenador comentó que se estaba adaptando al equipo y que no quería forzar su participación.
Hasta la fecha nadie había visto nada destacable en los entrenamientos por parte de Paladino y, no obstante, el eco de sus palabras tenía una resonancia inesperada e inexplicable en muchos aficionados. Por mi parte, he de confesar, que no esperaba nada especial de su incorporación al equipo.
Cuando faltaban pocas horas para sacar conclusiones, mi intuición me decía que lo más probable era que la magia se difuminase tras haber vivido un leve sueño de verano.
Nunca estuve más equivocado.
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