Después de pasar por el calabozo de las dependencias policiales de los Mossos, Bartomeu ejerció el domingo su derecho al voto en las elecciones presidenciales del FC Barcelona. Se puede suponer que su voto fue para Toni Freixa, aunque lo relevante es la imagen de un Bartomeu integrado en la normalidad después de tantos percances y desaciertos. Que no fuese abucheado o algo peor por parte de los socios que coincidieron con él, denota un apreciable nivel cívico.
Siendo en términos globales lamentable la gestión de Bartomeu, del mismo modo que un reloj parado da la hora correcta un par de veces al día, sus dos últimas decisiones relevantes fueron acertadas: la contratación de Ronald Koeman, y frenar la marcha de Leo Messi.
Pasados unos meses, el burofax de Messi se antoja esencial en el buen devenir del club: moción de censura, dimisión de Bartomeu, elecciones con la imagen de Messi votando, y de nuevo Joan Laporta en la presidencia del Barça. Se puede afirmar que sin el golpe en la mesa de Messi, todavía tendríamos a Bartomeu en la presidencia y la continuidad del jugador argentino sería improbable una vez terminada la temporada.
Ahora en cambio, con la victoria de Joan Laporta que Messi siga en el Barça parece algo más cercano que meses atrás. La buena relación entre ambos, además del recuerdo de una época dorada, puede resultar fundamental.
Si a ello añadimos la evolución positiva del equipo, encaramado a la segunda posición en la Liga, acechando al Atlético, el haber llegado a la final de la Copa del Rey, salvando prórroga tras prórroga, además de hacerlo de manera heroica, y la eclosión de jóvenes jugadores que han revitalizado el equipo, habrá que convenir que las sensaciones en cuanto a la continuidad de Messi son mejores, incluso optimistas.
Al margen de razones familiares, económicas y deportivas, hay algo que Messi debe tener muy en cuenta antes de tomar una decisión: el Mundial de Qatar que se celebrará a partir del 21 de noviembre de 2022.
Ganar un Mundial es un reto pendiente que tiene Messi, y si bien no es imprescindible ganarlo para ser considerado el mejor jugador de la historia, el hecho de tenerlo en sus vitrinas simplificaría mucho el debate. La pregunta resulta inevitable:
¿No sería mejor para Messi mantenerse en un buen nivel físico, con estabilidad, en una liga española en la que se le respeta, antes que ir a la liga francesa donde la dureza es parte fundamental del juego, o a la inglesa en la que el juego exige un desgaste físico mayor que la española?
Leo Messi debería llegar al Mundial de Qatar, ya con 35 años, al mejor nivel físico posible. Más que ganar otra Champions, para Messi lo más trascendental sería ganar el Mundial de Qatar.
Messi se sorprendería de saber que muchos seguidores culers preferirían verle ganar el Mundial de Qatar antes que otra Champions con el Barça. Esto solo se explica desde la parte afectiva, por la identificación fraternal de una parte de la afición con Messi, por el agradecimiento que ha generado su excelente nivel de juego y profesionalidad, y por la historia tan humana que lo enlazó con el FC Barcelona.
Messi debe interiorizar que su relación con el Barça no es solo de intereses económico-deportivos, va mucho más allá. Del mismo modo que uno no cambia de familia, incluso aceptando como premisa que puede haberlas de mejores; para Messi seguir en el Barça, dirigiendo a un grupo de jóvenes ansiosos de jugar a su lado y de comerse el mundo, es un destino más épico que tener una Champions más en su historial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario