martes, 5 de enero de 2021

RECUERDA MI NOMBRE: LEO MESSI ( II )

Fue en el año 2005 cuando en un anuncio de Nike, Leo Messi aparecía al final del mismo, para sentenciar: Recuerda mi nombre, Leo Messi.

Más de quince años después, tras haber ofrecido al FC Barcelona un nivel de juego extraordinario, con un comportamiento ejemplar más allá de algunos pequeños detalles, se encuentra ahora cuestionado por los puristas, gente que desde sus atalayas no se deciden a atacar a Messi por el riesgo popular que ello conlleva, pero que no han hecho ni un gesto veraz para posicionarse a favor de que el jugador argentino se quede en el FC Barcelona al terminar la temporada.

Ahora que Messi anda dubitativo por tantas cosas acaecidas en el club, los que no perdonan nada que no sea de su agrado, están listos para aceptar su marcha. Creen que es el momento idóneo para poner un puente de plata a Messi y agradecerle los servicios prestados.

Resulta muy extraño que ningún medio de comunicación adscrito al entorno barcelonista haya iniciado alguna acción para hacer llegar a Messi el reconocimiento de la masa azulgrana. Para los lletraferits la sombra del burofax es demasiado alargada. A su entender, la historia de Messi con el club dejó de ser perfecta y esto les resulta inaceptable.

No son pocos los que le echan en cara su posicionamiento para que se jugara el FC Barcelona-UD Las Palmas a puerta cerrada, cuando el plan político era que no se jugase el partido, después de los sucesos ocurridos en Catalunya el 1 de octubre de 2017. Ya se sabe que nunca es oportuno mezclar deporte con política, pero demasiadas veces el fin justifica los medios.

Tampoco ayuda que el argentino nunca haya hecho ni un leve gesto ante la situación política que se vivió en Catalunya, o que no se haya atrevido a chapurrear alguna palabra en catalán. Mientras su rendimiento fue excelente, casi nadie se atrevió a cuestionarlo. Incluso le endosaron una Creu de Sant Jordi, en una gala preparada para que en el acto reivindicativo se le viese aplaudir alguna proclama. Aunque el jugador argentino, siempre ausente de tantas cosas, se limitó a sonreír y poco más.

Leo Messi se encuentra en una situación muy incómoda. Ha sufrido  embates de todo tipo en sus años como azulgrana. Hay que recordar que ya estuvo a punto de marcharse del Barça cuando fue tratado como un delincuente por el Estado Español. Finalmente fue condenado por fraude fiscal, en lo que fue un castigo ejemplar aplicado con saña y alevosía.

Centrándonos en el Barça, han aflorado tantas situaciones inaceptables en los últimos tres años que puede afirmarse que la gestión de Bartomeu y su junta directiva fue la propia de unos deficientes intelectuales, siendo por tanto razonable que Messi quisiera marcharse de una atmósfera tan venenosa.

Posteriormente, con la moción de censura contra Bartomeu, Messi pudo comprobar que su lamento había encontrado un justo eco en la masa social. Debería tener muy en cuenta este hecho crucial, valorando la causa-efecto que tuvieron sus declaraciones.

La lógica secuencia de memeces instauradas por Bartomeu, tuvo su prolongación en las manifestaciones del presidente de la junta gestora, el provecto Tusquets, en RAC1, afirmando que lo mejor a nivel financiero para el FC Barcelona, sería la marcha de Messi. Fueron unas declaraciones que denotan una ineptitud absoluta, pues si el Barça tiene patrocinadores que pagan sumas importantes por lucir su publicidad es, antes que por cualquier otra razón, por tener a Leo Messi en la plantilla.

Ahora mismo, sin Messi en el equipo, no habría ninguna motivación especial para que un espectador neutral eligiese ver los partidos del FC Barcelona, antes que cualquier otro partido de primer nivel. A día de hoy, si en Miami o en la Conchinchina los aficionados al fútbol ven los partidos del Barça, es por la presencia del jugador argentino.

Hace años que el Barça ha perdido las esencias, la precisión y la intensidad que hacían que su fútbol fuese diferente y ganador. Pasar por alto que por ahorrarse la ficha de Messi tendría que renegociarse contratos publicitarios a la baja es la señal inequívoca de incapacidad y falta de amplitud de miras. Por no hablar de la venta de camisetas y otros artilugios en los que la figura de Messi emerge sin discusión.

Si el Barça quiere salir bien librado de lo que se cierne bajo el volcán, haría bien en seducir una vez más a Leo Messi, haciéndole notar su importancia capital en el club, tanto por su imagen icónica para liderar un grupo de jóvenes futbolistas, como para escribir una conclusión digna de toda su carrera en el Barça, de lealtad a unos colores y de un proceder intachable.

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