viernes, 26 de junio de 2020

FUERA DE JUEGO ( II )

En el anterior artículo Fuera de juego ( I ) hice referencia a la norma dictada en el año 1990 por la International Board, conocida como la norma Anti-Milan,  en la que se aprobó que un jugador en línea ya no estaría en fuera de juego.

En un paso más hacia la liberación del juego de ataque, en el año 2003, la International Board decidió no penalizar como infracción la posición de aquellos jugadores que estando en fuera de juego, no intervengan en la jugada.

Cada vez ha sido más complicado atreverse a jugar especulando con la táctica del fuera de juego, pues la International Board ha pasado tantas veces la Navaja de Occam por el reglamento, que las ventajas para los defensas han quedado muy afeitadas, a ras de piel.

Otra cosa es que determinados equipos utilicen la presión para empujar al rival, encerrándole en su campo, y que como consecuencia, con la defensa adelantada estén pendientes de dejar a los delanteros contrarios en fuera de juego. En todo caso es una derivada, pero nunca una táctica de fuera de juego aplicada de manera estricta. El F. C. Barcelona de Guardiola y el actual Liverpool de Klopp son un ejemplo de lo comentado.

En definitiva, la táctica del fuera de juego ha ido quedando muy relegada  ante las mayores ventajas obtenidas por los equipos en fase ofensiva, debido a las oportunas modificaciones reglamentarias. Si a esto le añadimos la mayor dificultad por parte del árbitro en detectar si un atacante está en línea o unos centímetros por delante del defensor, esto ha hecho que los equipos hayan sido cada vez más reticentes a correr el riesgo que implica jugar la táctica del fuera de juego, pues aunque la llevasen a la práctica de manera perfecta, la probabilidad de que se diese gol a una jugada iniciada en offside sería alta.

Por tanto, la idea de evitar el bloqueo táctico llevada a cabo por la International Board ha resultado acertada, pues se buscaba un fútbol con menos interrupciones, con más jugadas ofensivas y, como resultado final, mayor número de goles, y la estadística les ha dado la razón.

Hace unos años, en el horizonte se divisaba una amenaza a este idílico estado general, una amenaza que ya está entre nosotros y que todavía no ha sido interpretada de manera global: la aplicación del sistema de asistencia arbitral (VAR).

Desde la llegada del VAR he estado esperando la asunción de algún equipo que haga suya la táctica del fuera de juego, una vez que la salvaguarda ante los posibles errores arbitrales ha quedado garantizada. Nadie hasta el momento ha retomado el testigo del Milan, a pesar de que con el VAR no debería producirse ni una mala decisión final.

Es la hora de los equipos valientes, en especial de equipos con dificultades en la creación del juego y vigorosos en su proceder. La táctica del fuera de juego es arriesgada, pero bien aplicada tiene además de impedir el juego ofensivo del rival, la contrapartida de dejar al contrario mal posicionado, lo que implica mayores opciones de llegar a su portería con ventaja.

Da la impresión de que nadie se atreve a profanar el fútbol actual con un viejo ardid que solo gusta al equipo que sabe ejecutarlo. Desconozco si finalmente algunos equipos irán incorporando -aunque sea de manera intermitente-, la táctica del fuera de juego en sus planteamientos, pero me atrevo a afirmar que el equipo que sea capaz de practicar la táctica del fuera de juego con alta precisión, obtendría una mejora evidente en sus resultados.


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