El 12 de agosto empezó oficialmente la nueva temporada 2023-2024 para el Bayern Munich. Fue en la Supercopa de Alemania, en su estadio, el Allianz Arena, perdiendo por 0-3 ante el Leipzig, con tres goles de Dani Olmo.
En este partido debutaron las nuevas incorporaciones del Bayern: Konrad Laimer, centrocampista que llegó libre del Leipzig; Kim Min-jae, un central que ha ganado la pasada Serie A, pagando la cláusula de rescisión de cincuenta millones de euros al Napoli; y Harry Kane, por el que se pagó un traspaso al Tottenham Hotspurs de cien millones de euros, el más elevado en la historia de la Bundesliga.
Como curiosidad, mencionar que el traspaso de Harry Kane ha desbancado del primer lugar, en cuanto al precio pagado por un futbolista en Alemania, al de Lucas Hernández, fichado en 2019 por el Bayern al Atlético de Madrid, por ochenta millones de euros, en lo que fue un exceso de los bávaros, como el tiempo se ha encargado de demostrar.
El Bayern está pendiente fichar a un portero titular ante la marcha de Yann Sommer, al Inter de Milán, una vez que Tuchel tuvo la inconveniencia de declarar en un medio de comunicación alemán, que cuando Manuel Neuer estuviese recuperado de su lesión, sería su portero titular. Cuesta de comprender que un portero que se lesionó esquiando en diciembre de 2022, infringiendo una de las normas básicas de un profesional del fútbol, teniendo ahora treinta y siete años, siga proyectando una sombra tan alargada dentro del club. Va a resultar difícil que un buen portero recale en el Bayern atendiendo a los comentarios de Tuchel, pues parece que sería relegado a un puesto de comparsa.
La derrota frente al Leipzig se puede encuadrar dentro de una particular actividad de los jugadores más influyentes del Bayern, que en los últimos años acumulan derrotas muy extrañas, por lo general en competiciones poco relevantes. Lo malo de esos pulsos con el entrenador y/o la dirección deportiva, es que dejan secuelas. Debe ser difícil rendir a buen nivel durante toda una temporada cuando se dan apneas deportivas tan asfixiantes.
En el segundo partido oficial de la temporada, en lo que ha sido el inicio de la Bundesliga, el Bayern ha ganado a domicilio al Werder Bremen por 0-4, en un partido sin demasiada historia, en un Weserstadion donde los fanáticos de cada equipo quemaron decenas de bengalas, al unísono, en una zona en la que los aficionados están de pie, últimos vestigios del fútbol de verdad, con el olor a pólvora enseñoreándose de la atmósfera, alegoría del incienso eclesial.
Es difícil encontrar un equipo con jugadores más determinantes en todas sus líneas que en el Bayern de Munich. Davies es probablemente el mejor lateral derecho del mundo. Upamecano es un central de altísimo nivel que tuvo desconexiones letales la pasada temporada que le deberían servir para corregir y mejorar. De Ligt es una garantía absoluta, rindiendo incluso en los peores momentos del Bayern.
Musiala parece que además de tener un talento descomunal, ha crecido en cuanto a decisión y madurez, entendiendo por madurez una mayor capacidad para fajarse y poner la pierna, además de coger la responsabilidad que se precisa en determinados momentos, como en el último partido de la pasada Bundesliga cuando marcó el gol que dio el título a los bávaros, en los minutos finales.
En cuanto a Kimmich, siendo un jugador muy valorado, entiendo que su curva de rendimiento empieza a bajar. Es algo muy sutil, casi inapreciable, pero desde la pasada campaña he detectado un servicio a la causa muy funcionarial, pocas veces decisivo.
Coman es una de mis debilidades. Creo que es el mejor driblador del mundo por las dos bandas del campo. Cierto es que Vinicius le gana por la banda izquierda, aunque sería menos eficiente por la banda derecha. Igual pasa con Dembélé por la banda derecha, siendo encomiable su faceta de driblador, pero bajando muchos enteros por la banda izquierda. Coman, en cambio, es de nueve por ambos lados, además de tener un buen disparo a puerta.
Sané es un jugador de gran calidad, muy rápido y con buena finalización ante el portero. Creo que una vez asentado en el Bayern, su rendimiento irá al alza.
Podría seguir con más jugadores de mucha valía -el todoterreno Goretzka, el incombustible Müller, el eficiente Kim Min-jae, la flecha Gnabry-, pero voy a detenerme en el nuevo gran fichaje, Harry Kane.
Harry Cane a sus treinta años ha demostrado ser muy profesional, con un buen porcentaje goleador -0,60 por partido, sumando tanto los goles con sus clubes como con la Selección Inglesa- pero lleva una mochila muy pesada: no ha ganado ningún título en su carrera profesional. Siendo eso un hándicap, puede asimismo ser un gran revulsivo para por fin romper la cáscara de yeso del huevo que le ha impedido ser un ganador.
El equipo bávaro mejorará mucho con la aportación de Harry Kane, pues desde la marcha de Lewandowski -con un porcentaje de 0,72 goles por partido, sumando clubes y Selección-, la zona que ocupaba el delantero polaco, tanto con sus goles y asistencias, como por su comprensión del juego, había quedado bastante huérfana.
Entiendo que con Harry Kane no se echarán de menos los goles que hacía Lewandowski, aunque no creo que llegue a aportar los matices que en su labor de boya proporcionaba el polaco, pues Harry Kane es más un jugador de desmarque y de ocupar los espacios para recibir el balón y disparar a puerta.
En definitiva, tengo la seguridad de que si los integrantes del Bayern -directivos, dirección deportiva, cuerpo técnico y jugadores- van todos a una, sin rencillas y venganzas soterradas, el equipo ganará la Bundesliga y estará en condiciones de disputar la Champions contra los mejores equipos de Europa, mirando a los ojos a cualquiera de ellos.
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