El día 5 de marzo de 2023 ya anticipamos en el Blog que el presidente del Fútbol Club Barcelona, el charlatán Joan Laporta, con la cara más dura que un Pinocho de madera, aparecería tras su demorada comparecencia, con tantos documentos como fuese necesario.
Las cuatro cajas que le escoltaban ante los medios de comunicación, directivos y trabajadores del club, parece que contenían 629 dosiers y 43 CDs, más cuatro informes, toda una demostración de cómo engañar a la turba obnubilada, presta a tragarse cualquier cosa con tal que tenga una apariencia comestible.
Muchas semanas después de lo que aconseja la decencia -emboscado por un largo período de tiempo, necesario para fabricar pruebas virginales-, Laporta hizo lo que mejor sabe hacer: dejar que su desfachatez eclipsara cualquier atisbo de bochorno a una audiencia sin sentido crítico, capaz de gritar a los cuatro vientos sus gatillazos, cada día de partido en el Camp Nou, asociados al 1714.
El intento de Joan Laporta -con un dosier en una mano y un CD en la otra- para convencer a su auditorio de las bondades de la información que contienen, pasará a la historia como uno de los momentos más ridículos e indignos de un presidente del FCB a quien alguien debería preguntar cómo se gana la vida.
Rodeado de sus directivos y de una claque periodística afín a sus inmoralidades, el presidente del FCB fue dando rodeos a algo imposible de explicar sin correr el riesgo de pasar por el juzgado. Con sus ronroneos -más propios de un tocino que de un gato, que le permiten ganar tiempo para no quedarse en un incómodo silencio-, engarzó un discurso trufado de medias verdades, mentiras y certezas enmascaradas que provocan vergüenza ajena, en un juego de la confusión premeditado.
Fue una soflama cargada de victimismo y populismo, dirigida al populacho más fanático y servil. Laporta tuvo que retrotraerse a 1939 para desviar la atención de lo esencial: seguir la pista del dinero. Porque si es del todo inaceptable que Laporta justifique el peculio pagado por el club en informes sin ningún valor, lo es más todavía lo que se huele en el aire.
¿Dónde ha ido a parar el dinero?
Es un buen momento para sacar a colación una frase hecha que se utiliza de manera habitual en España, ¡Qué no te enteras, Contreras!, un modo de señalar al difunto Josep Contreras, finado la pasada Navidad, de manera muy oportuna para muchos de los implicados en el sucio asunto Negreira.
En una sesión de baño y masaje, rodeado de periodistas de la Catalunya obediente, descartando en su turno de preguntas a los periodistas replicantes de El Confidencial, El Mundo y ABC, bien arropado por sus directivos, Laporta saco a colación al Real Madrid, el mejor neurotransmisor para que los cerebros empañados de tantos socios y aficionados generen dopamina, en una derivación muy oportuna del Espanya ens roba.
Cuando Laporta hizo mención a la catalanidad se refiere a la invasión complaciente de banderas independentistas en el Camp Nou, símbolo de un independentismo excluyente que nada tiene que ver con el catalanismo.
El FCB es demasiado grande para caer, y si a ello le unimos que Laporta guarda en el bajo vientre, escondido entre los pliegues epidérmicos, el botón nuclear, lo previsible es que el FCB salga indemne tanto a nivel judicial como deportivo en España.
Otra cosa es lo que dicte la UEFA, pero para este supuesto Laporta tiene preparada una sortija con diamantes que si finalmente decide regalarla a su dirigente, enardecería a Aleksander Ceferin hasta el punto de hacerle caer en la obscenidad.
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