martes, 22 de febrero de 2022

LOS ENEMIGOS DEL PUEBLO

Fue en el año 2007 cuando tuve la oportunidad de ver jugar a Novak Djokovic. Nunca he sido un gran aficionado al tenis, pero de vez en cuando me apetece ver buenos partidos por televisión. Al verlo jugar estuve seguro de que a no tardar iba a convertirse en uno de los mejores jugadores del mundo. Luego, con el tiempo, no solo confirmé mis pronósticos iniciales sino que los ha superado, pues a día de hoy está en la disputa para ser considerado el mejor jugador de la historia.

La proyección de Djokovic como el máximo ganador de Grand Slams se ha visto truncada por la enojosa situación vivida en Australia con la cuestión de la vacunación por la Covid. En una tramposa actitud de las autoridades australianas, se le permitió viajar al país, para una vez instalado en el mismo, tratarlo como a un delincuente, sin ningún respeto para el ganador de nueve  Abiertos de Australia.

Si bien Djokovic se mantuvo firme en no vacunarse, surgieron dudas sobre lo que haría en el futuro más cercano, después de ver como el siempre políticamente correcto Rafa Nadal, ganaba el Abierto de Australia de forma meritoria, poniéndose por delante en la lista de ganadores de Grand Slams.

En plena desacreditación vergonzosa de los no vacunados, desde Francia se anunciaba que se exigirá la vacunación completa para competir en Roland Garros. Nada extraño atendiendo a las manifestaciones hitlerianas pronunciadas por el presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron:

Los que no están vacunados, realmente quiero enojarlos. Y así vamos a seguir haciéndolo, hasta el final. Esa es la estrategia. Una amenaza que proclamaba un nivel superior de hostilidades contra los no vacunados, los enemigos del pueblo.

Los efectos de la pandemia atribuida al virus SARS-CoV-2 han sido manipulados de manera interesada y excesiva, hasta tal punto que las democracias que se dicen defensoras de las libertades y de los derechos humanos, han hecho excepción flagrante de estas sagradas reglas. Estamos ante la evidencia de que el sucedáneo de democracia que conocíamos ha dejado de existir de manera definitiva, para convertirse en una oligarquía que se sirve de los políticos de turno para imponer condiciones inaceptables a la población en aras de intereses espurios.

Es por todo ello, que las declaraciones de Djokovic realizadas el 15 de febrero, en la BBC me parecen un ejemplo de coherencia, valentía e inteligencia. Merece la pena recordarlas:

Nunca estuve en contra de la vacuna, pero siempre he apoyado la libertad de elegir que te metes en el cuerpo y estoy dispuesto a pagar el precio de no jugar torneos como Roland Garros o Wimbledon / Los principios de la toma de decisiones sobre mi cuerpo son más importantes que cualquier título / Tengo la mente abierta sobre la posibilidad de vacunarme en el futuro.

Que Djokovic no acepte vacunarse es muy razonable atendiendo a la nula transparencia habida ante los múltiples efectos negativos de las vacunas, así como por la imposición de medidas coercitivas de todo tipo para inocular una vacuna experimental ARNm, nunca antes usada en humanos.

Todos aquellos que le acusan de insolidario dejan de lado el respeto a la libertad del individuo, para solaparla con el llamado bien común, un concepto recurrente y puntual que esconde una reacción psicológica dominada por el pánico inducido a la población por parte de los diferentes gobiernos, respaldados por los medios de comunicación. Desde esta coyuntura, la de una población sometida, obediente y asustada, se han tomado decisiones incomprensibles, ajenas al mínimo sentido común e impuestas desde la ilógica más burda, que han provocado graves consecuencias físicas y psicológicas, con las futuras secuelas, en una parte importante de la población.

En el año 1882, Henrik Ibsen publicó una de sus obras dramáticas más notables, Un enemigo del pueblo. El título de su obra de teatro lo he derivado hacia el título del artículo por la vigencia de su trama en la sociedad actual. El personaje principal de la misma, el Doctor Stockmann denuncia que las aguas del balneario, fuente de ingresos para las gentes del pueblo, están contaminadas y son un grave peligro para la salud de las personas. Lo que ocurre entonces es que las autoridades y el periódico local se enfrentan al Doctor Stockmann, primando los intereses económicos sobre la salud general, de tal modo que no dudan en destruir al denunciante y a su familia mediante la colaboración de la masa aborregada, denominada pueblo.

En el año 2022, Djokovic ha tomado la bandera del Doctor Stockmann, perjudicando su carrera deportiva, encontrando el rechazo de sus compañeros en las pistes -salvo honrosas excepciones-, y siendo vilipendiado por los medios de comunicación, postrados ante la subvención anual.

Gracias a comportamientos comprometidos como el suyo y el de tantos médicos, investigadores y librepensadores, la sospecha ha ido tomando consistencia. Cuando parecía que los no vacunados teníamos un porvenir muy negro, en forma de sanciones, señalamiento y secuestro domiciliario, solo cabía una esperanza: que los vacunados de la tercera dosis de refuerzo lo fuesen en un porcentaje muy interior a las dos primeras dosis.

Las razones para esperar una deserción significativa a la tercera inoculación se inferían por los cada vez mejores argumentos de héroes que han arriesgado su futuro profesional, de las cada vez mayores evidencias de los efectos negativos de las vacunas -pues son muchos los casos de muertos y afectados más o menos graves entre familiares y personas cercanas de unos y otros-, además de la ineficacia confirmada para evitar el contagio de la Covid por parte de las vacunas. Finalmente las dudas han germinado en una parte de la población, especialmente los que fueron vacunados contra su voluntad por las presiones laborales e impedimentos para viajar .

Ante el fracaso de la tercera dosis, los gestores de la pandemia han tomado la decisión de finalizar la farsa, vendiendo la retirada de la misma como una victoria sobre la Covid, intentando hacernos creer que la paulatina desaparición de la Covid lo ha sido gracias a la masiva vacunación. Han sido tantas las mentiras, infundios y errores groseros cometidos por los gestores de la pandemia, que se atreven a propagar cualquier estupidez, sabedores de que la mayoría de la población se cree todo lo que expresan los medios oficiales

Es ineludible incidir en el hecho de que pasados casi dos años del inicio de la pandemia, sin entrar en el detalle de tantos muertos por otras patologías asignados a la Covid, el porcentaje de fallecidos por el virus en cuestión, es el 0,075 % de la población mundial, en su gran mayoría personas muy ancianas con afecciones graves.

Para terminar, unos párrafos de la obra Un enemigo del pueblo del gran dramaturgo noruego, expresados por el Doctor Stockmann:

Voy a hablaros de algo muy importante. En comparación con lo que voy a decir, no tiene ninguna importancia haber demostrado que las aguas del balneario están contaminadas, y que el balneario está mal construido. Solo voy a hablaros de un descubrimiento que acabo de hacer. He descubierto que la base de nuestra vida moral está completamente podrida, que la base de nuestra sociedad está corrompida por la mentira.

 

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