lunes, 4 de octubre de 2021

ANTICIPANDO EL FUTURO ( y IV )

En la sala principal del Casal de l’Esport, un edificio anexo al campo del EC Granollers, mientras estábamos a la espera de las declaraciones de los entrenadores del Júpiter y del Granollers, los reporteros y directivos, además de algún que otro aficionado, consultábamos nuestros artilugios electrónicos buscando cuál era el récord del disparo más potente del mundo.

Pudimos comprobar que lo tenía el jugador brasileño Ronny Heberson desde el año 2006, defendiendo los colores del Sporting de Lisboa, de un disparo de falta desde el borde del área, a una velocidad de 210,8 km/h.

Después de reproducirlo varias veces en nuestros gadgets, los allí presentes sabíamos que el disparo de Paladino superaba con mucho tal velocidad.

Nada más entrar en la sala el entrenador del Júpiter todos los reporteros al unísono hicimos la misma pregunta:

-¿Qué le ha parecido el gol de Paladino?

Cariacontecido por la derrota en los instantes finales del encuentro, pero a su vez asombrado por lo que había visto, declaró:

-Merece la pena perder por ver un gol así. No sé de donde han sacado a este jugador, pero lo que es seguro es que con este gol ha puesto su nombre en la historia del fútbol. Me han comentado que la televisión local lo tiene grabado, me alegro de ello, porque habría sido una lástima que solo permaneciera en la cabeza de los que estábamos viendo el partido en directo.

Todos asentimos con la cabeza, hermanados por un destello. Después de contestar a unas cuantas preguntas más, relativas al juego de su equipo, pasó la palabra al entrenador del EC Granollers, el Sr. Josep Colomé.

Francesc Barbachano, de Revista del Vallés, hizo la pregunta que todos teníamos en la cabeza:

-¿Paladino había marcado algún gol parecido al que hemos visto hoy en los entrenamientos?

El míster movió la cabeza negando esta opción antes de contestar:

-En los entrenamientos ha mostrado en ocasiones un buen disparo, pero nada parecido a lo que ha hecho hoy. Además, siempre lo había hecho con la derecha…

Un rumor de sorpresa se apoderó de la sala pues el gol que habíamos visto fue de un zurdazo descomunal. Aunque el entrenador local estaba feliz por la victoria, se mostraba extrañamente ausente, reflexivo ante una situación que no terminaba de comprender.

-¿Cree que ha sido un gol afortunado y puntual lo que hemos visto hoy, o tal vez esta sea el arma secreta de Paladino?

Con la mosca detrás de la oreja, Josep Colomé, contestó:

-Por su excepcionalidad cabe pensar que el gol ha sido por una conjunción de detalles improbables, pero nunca se sabe…

Todos advertimos que el míster local estaba incómodo por tener en su plantilla a un jugador que tal vez escondiese sus cartas para irlas mostrando poco a poco.

Poco después apareció el capitán del equipo, Miquel Bou, para contestar a las preguntas de los periodistas. Nada más llegar dijo:

-El gol ya está en las redes sociales, después de que VOTV lo ofreciera para la comarca del Vallès. Ya hay decenas de miles de personas que lo han visto. Pronto será una noticia planetaria.

Un aficionado de toda la vida, José Bernabé, con más partidos del EC Granollers a sus espaldas que nadie en el mundo, preguntó:

-¿Cómo está Paladino después de marcar un gol tan extraordinario?

El capitán nos dejó impactados con su respuesta:

-Está contento con su debut. Nos ha dicho que ha sido un buen gol, pero que ha marcado algunos de mejores.

Al día siguiente los periódicos deportivos más relevantes del mundo mencionaban el gol, mientras que desde Internet se expandía la hazaña a todos los rincones del planeta. Los primeros cálculos expresaron que la velocidad del disparo superaba los 300 km/h. Días después se concretó de manera oficial un registro de 302,6 hm/h.

Súbitamente el nombre del EC Granollers eclosionó en un estallido de creciente progresión geométrica asociada al factor Paladino, como nunca antes en su historia desde su fundación en el año 1913. Pensé que lo más previsible era que este momento frenético durase unos pocos días, sepultado por otras noticias tan intrascendentes como esta.

Ya en casa me puse a divagar, no tanto sobre lo que había pasado  -una anécdota puntual y magnífica en un partido sin historia- , sino por lo que mi mente intuía que podría ocurrir en el futuro próximo. Me entretuve valorando la paradoja de la probabilidad de lo improbable aplicada al fútbol y a la vida social, y terminé evocando a Allan Watts, concretamente algunas frases de su obra El futuro del éxtasis, un título muy adecuado para el momento vivido en el campo del EC Granollers.

Con la habitación en penumbra, saboreando un whisky con hielo, y escuchando los acordes de Feels So Good de Chuck Mangione, llegué a la conclusión de que con aquel cañonazo, Paladino había reventado un muro que había separado por más de cien años al EC Granollers de la gloria.


 

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