miércoles, 22 de septiembre de 2021

ANTICIPANDO EL FUTURO ( III )

Cuando Paladino entró en el terreno de juego faltando cinco minutos para el final del tiempo reglamentario, más el posible añadido de un tiempo extra otorgado por el árbitro, el resultado era de EC Granollers 0 – CE Júpiter 1, con el equipo del Vallès mostrándose muy espeso, sin crear oportunidades de gol.

Lo que ocurrió en el momento de incorporarse Paladino al partido fue que la grada mostró un júbilo fuera de lugar que, de manera inconsciente, afectó a los jugadores del Júpiter. De pronto, en un partido que tenían controlado, dieron un paso atrás como medida de precaución. Las expectativas de los aficionados lograron cambiar el signo psicológico del partido, siendo así que enseguida el entrenador rival ordenó vigilar de cerca al jugador desconocido que había enardecido a la grada con su salida al campo.

Sin tiempo a que Paladino tocase ni un balón, el EC Granollers forzó un saque de esquina en el minuto ochenta y siete. Balón al centro del área, un mal rechace, un rebote, y Fonts marcó el gol del empate del equipo vallesano.

El gol se celebró de manera exuberante por parte de afición y jugadores, mientras sus adversarios se psicoanalizaban por haber sido víctimas de un extraño conjuro. El autor del gol cogió raudo el balón que estaba dentro de la portería para llevarlo al centro del campo, en un gesto que puso más pólvora al frenesí colectivo.

Llegados al minuto noventa, el árbitro dio tres minutos extra más. Desde el momento del gol vallesano hasta medio minuto antes de terminar el partido, el EC Granollers acorraló al CE Júpiter buscando el gol de la victoria. En este período Paladino había tocado media docena de veces el balón, sin que hiciese nada merecedor de mayor comentario.

Hasta que ocurrió algo inexplicable. Después de un rechace del defensa central del Júpiter, el balón salió despejado unos cinco metros fuera del área. El balón botó y antes de que levantase poco más de un palmo del suelo, Paladino chutó a portería con su pierna izquierda. El primer pensamiento de los presentes al ver como Paladino armaba su pierna, fue que el jugador buscaba un centro chut buscando la suerte del rebote, pues no quedaba tiempo para mucho más.

Durante unas décimas de segundo se escuchó un rumor silencioso en el estadio, seguido de un ¡oh! que se encadenó desde el lugar que ocupaban los aficionados detrás de la portería del Júpiter hasta el último asistente al campo. Pasaron solo unas décimas de segundo más, hasta que finalmente la palabra ¡gol!, atronó en el viejo campo del carrer Girona como nunca antes en la historia del club.

El balón enredado en la red quedó a la vista de todos, a más de dos metros del suelo, abrazado por la malla, a resultas de la violencia del impacto. En medio del éxtasis colectivo el árbitro pitó el final del encuentro, con un misterio por resolver: ¿Qué diablos había pasado?

Unos y otros comentaban que no habían visto la trayectoria del balón, que este había desaparecido por una centésima de segundo antes de estallar en la red. Eso explicaba el extraño silencio que se produjo, pues había acaecido un acto de magia delante de los ojos de todos nosotros, por lo que antes del júbilo del gol, hubo una reacción de admiración instintiva.

Los reporteros que cubríamos el partido nos agolpamos ante los cameraman de VOTV, Vallès Oriental Televisió, para que nos mostrasen las imágenes del momento. Al verlas, nos miramos estupefactos. Si bien en el instante del impacto el balón era perfectamente visible, la trayectoria del mismo hasta llegar a la portería, incluso parando el vídeo fotograma a fotograma, era más deductiva que patente. Si acaso, podía observarse una sombra alargada y muy difuminada, pero solo porque todos sabíamos lo que queríamos encontrar y ver. El balón se había convertido en un meteoro.

Entretanto, los jugadores del EC Granollers, después de felicitar efusivamente a Paladino por un gol abracadabrante, intercambiaron saludos con sus rivales. El jugador del Júpiter Jaume Cebrián se atrevió a solicitar la camiseta de Paladino, consciente de que aquel gol había surgido de un túnel invisible. Ambos jugadores intercambiaron sus zamarras dándose un abrazo.

En el estadio había una atmósfera radiante al ser todos perfectamente conscientes de que habíamos tenido el privilegio de vivir algo inaudito. Incluso se empezó a especular que gracias a la grabación de VOTV, el gol de Paladino podría alcanzar el reconocimiento de mejor gol del año 2030 en la galaxia del fútbol mundial.

Los reporteros de los diferentes medios locales nos dirigimos a la rueda de prensa expectantes como pocas veces. Los ojos nos brillaban, ansiosos por dilucidar si aquel gol había sido una carambola puntual urdida por el azar, o si estábamos delante de un fenómeno futbolístico capaz de marcar goles semejantes al prodigio que habíamos visto. Nuestro corazones palpitaban de manera acelerada, incapaces de detener el galope mental de lo que nos atrevíamos a imaginar.

 

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