En estos días se habla mucho del fracaso de Florentino Pérez por el anuncio oficial de la Superliga Europea y su posterior desmoronamiento por el abandono de la misma por parte de diez de los doce equipos fundadores del proyecto. Solo el Real Madrid y el FC Barcelona mantienen el envite, aunque uno dando la cara y el otro con un pie en el aire y el otro en suelo firme.
Visto el resultado del primer round, muchos han realizado una lectura errónea de los hechos: unos dicen que Florentino Pérez ha recibido tantos golpes que parece poco probable que se mantenga en pie. Se ha pedido su dimisión del Real Madrid, algunos mencionan que tal vez al hacerse mayor ya no tiene la inteligencia intacta, otros expresan que es un prepotente sin remedio, un megalómano que además quiere fundar su imperio yendo al Chiringuito. En definitiva una sucesión de astracanadas impropias de un dirigente de su experiencia y de sus éxitos empresariales.
Si bien la realidad ofrece estas perspectivas puede que las conclusiones que postula sean un espejismo. Florentino Pérez ha tenido sus motivos para actuar como lo hizo, pues es bien sabido que nunca da puntada sin hilo.
En la magnífica obra El último encuentro de Sándor Márai, el general Henrik le dice a la nodriza Nini: La realidad no es lo mismo que la verdad. Este es un punto esencial para desentrañar lo que ha ocurrido.
Florentino Pérez es maquiavélico desde su nacimiento. No es casualidad que su nombre coincida con la ciudad que vio nacer a Nicolás Maquiavelo: Florencia. Su obra principal, El Príncipe, es un compendio de sabiduría política que explica cómo deben actuar los príncipes: dejar las tareas más odiosas a otros y preservar para ellos aquellas que comporten el favor de sus súbditos.
No parece que en el anuncio de la Superliga, Florentino haya seguido los consejos de su autor de cabecera a tenor de las reacciones adversas que han acaecido. ¿Cuál es el motivo para que haya optado por el sacrificio, por la ingrata sensación de verse insultado y ridiculizado?
La razón que lo explica es que Florentino Pérez tuvo conocimiento, por uno de sus hombres infiltrado en la UEFA, desde el corazón de la misma, en Nyon, de dos contenidos muy relevantes:
-La Superliga tiene un topo que pasa toda la información confidencial a la UEFA.
-El liderazgo de la Superliga, ejercido por Florentino Pérez iba a tener una factura muy costosa para el dirigente blanco, con la eliminación del Real Madrid de la Champions por el Chelsea Football Club
Ante esta situación, Florentino Pérez ha puesto su cabeza en la fenêtre de la guillotina con una intención: preservar que el Real Madrid no reciba un trato arbitral contrario a sus intereses. Además, como consecuencia inevitable, ha prendido los fuegos artificiales que llevaban demasiado tiempo en el almacén.
Lo que iba a ser una eliminación sí o sí, con sibilinas intervenciones arbitrales, ahora será una eliminatoria abierta que será observada con lupa por el mundo del fútbol. Florentino Pérez se ha asegurado que el Real Madrid tenga unos arbitrajes equilibrados, a no ser que la UEFA se revista una vez más de hipocresía y prepotencia y lleve a cabo su sentencia sin juicio previo, con el escándalo que ello significaría.
Florentino ha hipotecado su prestigio por defender al Real Madrid. En esta temporada no esperaba encontrarse en las semifinales de la Champions, pero una vez más, Zidane ha sido capaz de salvar obstáculos y optar a la Orejona. Lo que previsiblemente iba a ser una temporada de transición, lo que iba a permitir a Florentino jugar fuerte con la Superliga, sin riesgos inmediatos, se ha convertido en un juego mortal en el que el dirigente blanco ha optado por dar un paso al frente y situarse en la línea de tiro.
Pero si bien Florentino Pérez no ha seguido al pie de la letra algunos de los consejos de Maquiavelo por mor de un sacrificio justificado, tiene muy interiorizados los que tratan del arte de la guerra, y ahora que sabe quienes son los enemigos y los traidores, es probable que tenga reservada una daga florentina para cada uno de ellos.
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