En la edición número veintitrés de la Recopa de Europa del año 1983, un total de 34 equipos estaban clasificados para poder formar parte de ella desde el inicio. En virtud de haberse proclamado campeones de Copa de sus respectivas federaciones al fin de la temporada 1982, aquella edición sorprendería a todo el mundo del balompié por los éxitos que conseguiría un modesto club del norte de Escocia, el Aberdeen FC. Se impondría, ni más ni menos, que a todo un gigante como el Real Madrid.
Con Alfredo Di Stéfano como técnico, el equipo madrileño se había proclamado campeón de Copa la temporada anterior al vencer por 2-1 al Sporting de Gijón. El Real Madrid contaba con una plantilla de jugadores en la que destacaban los dos extranjeros permitidos en la época, John Metgod y Stielike, defensa neerlandés y centrocampista alemán respectivamente, junto a clásicos nombres como los de Santillana, Camacho, Juanito, o Bonet.
Contra todo pronóstico, practicando un fútbol de maneras robustas y de gran despliegue defensivo, el club del este portuario escocés, dirigido y liderado por Alex Ferguson, se coronaría vencedor del campeonato al superar por 2-1 al equipo merengue.
En las sucesivas eliminatorias que trazaron el itinerario competitivo, el Aberdeen FC superaría a los siguientes contrincantes: el FC Sion suizo, el Dinamo de Tirana, el Lech Poznan, el Bayern de Múnich y el Waterschei Genk belga respectivamente. Por su parte, el Real Madrid, en su andadura hacia la gran final, se impondría al FC Minerul Baia Mare rumano, al Újpest Dózsa húngaro, al Inter de Milán y al Austria de Viena.
De no haber sido por la imprevista eliminación del FC Barcelona, aún vigente campeón de la competición, a manos del club vienés, se habría dado la atractiva circunstancia de unas semifinales que hubiesen enfrentado el equipo azulgrana contra el Real Madrid.
Con todo, la final se disputó el 11 de Mayo de 1983 en el estadio Nya Ullevi de Goteborg, y no se decidiría hasta el minuto 112’ del tiempo añadido. Por parte escocesa, el delantero Eric Black había avanzado al Aberdeen FC en el marcador en el minuto 4’ de partido. El madridista Juanito había logrado empatar diez minutos después.
Con aquel inesperado e histórico éxito, los pupilos de Ferguson devinieron el tercer club escocés en la historia en conquistar un título continental, después de los logrados por el Celtic de Glasgow en 1967, y por el Glasgow Rangers en 1972, si bien este triunfo quedaría totalmente empañado por el escándalo arbitral en contra de los intereses del Dynamo de Moscú y por los actos vandálicos a cargo de los seguidores del Rangers.
El Aberdeen FC estaba inmerso de lleno en su época más dorada como entidad, sin parangón en toda su historia. Gracias a las buenas artes de Alex Ferguson, el club obtendría un impresionante palmarés que, visto en perspectiva, debería catalogarse como auténtico milagro futbolístico.
Capaces de romper con la eterna hegemonía que compartían Celtic y Rangers, el Red Army de Ferguson, entre 1978 y 1986, se adjudicaría 3 Ligas de Escocia, 4 Copas, 1 Recopa de Europa y 1 Supercopa de Europa. Un palmarés espectacular que en toda lógica explica porque, en 1986, el Manchester United se hizo con los servicios del técnico escocés, que pasaría a la historia como verdadera leyenda red.
La Recopa de Europa es el único título europeo que le faltó por conquistar al Real Madrid, una vez la competición fue absorbida por la Copa de la UEFA en 1999. En las dos finales que llegó a disputar, salió derrotado: la primera de ellas, en 1971 contra el Chelsea FC. La segunda en 1983, contra el matagigantes escocés con Alex Ferguson al frente. Su mito no había hecho nada más que empezar.
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