El Bayern de Múnich ha resultado ser un equipo
avasallador después de haber cambiado de entrenador a media temporada. Realiza
un fútbol con sello propio que no es más que la continuación de un estilo,
iniciado en décadas pasadas.
El fútbol habitual del Bayern como institución fue
alterado por la sofisticación impuesta por Pep Guardiola durante tres
temporadas, de la 2013-2014 a la 2015-2016, quedando demostrado que si bien
determinados injertos pueden ser interesantes, modificar en exceso una
tradición futbolística que funciona, no es la mejor de las iniciativas. En
definitiva, Pep Guardiola desnaturalizó al Bayern en demasía.
Además hay que recordar que Guardiola cogió al
equipo después de que Jupp Heynckes hubiese ganado la Champions con el Bayern,
en la final del año 2013, frente al Borussia de Dortmund, con el estilo
reconocible del Bayern, previa eliminación del FC Barcelona en semifinales, con
un 7-0 global después de los dos partidos.
Una de las premisas del Bayern actual es que juega cada
partido importante como si faltasen
cinco minutos para su finalización y lo estuviesen perdiendo. Así se explica el
8-2 al Barça. Con un ritmo de juego intenso y una exigencia física muy alta,
disfrutan despedazando al rival cuando este muestra debilidades.
El juego del Bayern no es complejo, se basa en los
cánones más simples del fútbol: ganar los duelos por alto -resulta evidente que
trabajan mucho en los entrenamientos el juego de cabeza-, ir siempre hacia la portería
contraria con ansia de hacer daño, paredes cerca del área, centros al segundo
palo para que el último hombre coloque el balón en el centro del área, delanteros
que hacen de pivote para dejar el balón de cara al rematador, etc. Aunque no es
un juego de alta precisión, es lo suficientemente simple y práctico para que
realizado de manera constante, insistente e intensa, reviente las defensas
contrarias.
A la clásica manera de jugar del Bayern, el
entrenador Hans-Dieter Flick le ha impuesto un elemento de riesgo al colocar
más hombres cerca del área contraria, moviéndose por delante del balón. En
estas circunstancias resulta fundamental la posición del portero, cumpliendo el
papel de un defensa más, atento para cortar los pases adelantados del
contrario. Es una apuesta destinada a apabullar al contrario, aunque no será
extraño que en algunos partidos, reciban bastantes goles, dependiendo de los
azares que se conjuren en el terreno de juego.
En la actualidad, Bayern y Liverpool son los dos
grandes equipos europeos que basan su nivel de juego en una alta disciplina
táctica, juego muy mecanizado y un gran derroche físico. Representan el
paradigma de esta manera de enfocar el juego, sacrificando el talento personal
a una estrategia muy trabajada.
Nada me gustaría más que ver un duelo de titanes entre el Bayern y el Liverpool para contrastar el predominio. En mi pronóstico me decanto más por el juego del Liverpool, más equilibrado y con mejor control de los espacios.
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